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al expuesto por la teología latina e incluso del Credo nicenocons- tantinopolitano 156 que describe primero las acciones del Padre, segundo las del Hijo y tercero las del Espíritu Santo. En la 2CtaF nos encontramos con otro orden: primero la descripción de la voluntad del Padre, segundo la acción silenciosa del Espíritu sobre María, y tercero la Encarnación y el compromiso del Hijo con la humanidad. Da la impresión de que Francisco intuye el orden con el que la Tri- nidad se entrega desde toda la eternidad, en sus personas, a partir de su manifestación histórica. De esta manera, en lugar de estructu- rar el credo conforme a la manifestación de las acciones del Padre, del Hijo y del Espíritu, lo hace según el orden en el que el Padre se entrega al Hijo y el Hijo al Padre por el Espíritu. Es un cambio en el orden que sigue el credo nicenoconstantinopolitano 157 . Pero ade- más, en la redacción aparecen dos notas características: la inexisten- cia literaria de la persona del Espíritu Santo y a la vez una omnipre- sencia de la persona del Padre. ¿Cómo comprende Francisco a las personas trinitarias? Las “pro- cesiones”, en la Trinidad, son el origen de una persona a partir de otra u otras e indican la actividad y el orden de Dios. En la familia trinitaria cada persona se identifica con su ser -“ la caridad que es Dios ” (2CtaF 87) – y a la vez se distingue de las demás por las “rela- ciones subsistentes” que establecen 158 . De las tres personas, es la del Padre la que en la 2CtaF ejerce la función directriz. Al estilo de la teología oriental, el Padre ejerce una monarquía de la que proceden eternamente el Hijo y el Espíritu (“ekpóuresis”) como de un princi- pio sin principio (san Atanasio); son las “dos manos” a través de las que actúa en la historia (san Ireneo). Mientras que en el desarrollo histórico, el Padre y el Hijo son fuente consustancial de la procesión eterna del Espíritu Santo (“proienai”) 159 . LA CARTA A TODOS LOS FIELES: EL FUNDAMENTO…(I) 275 156 Definido en el I concilio de Constantinopla, año 381. O.c., 41, 1382. 157 Para ello me sirvo del esquema interpretativo de Hans Urs Von Baltasar que comprende este cambio del orden como una “inversión de la taxis” trinitaria. H. U. VON BALTHASAR, Theológica (Madrid 1998) 205-206. 158 La Trinidad no está determinada por cualidades inherentes, sino que se identifica con ellas. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo coinciden en el Amor. De ahí que se compenetren hasta contenerse mutuamente entre sí (circumsesión). J. R. GARCÍA-MURGA, O.c., nota 96, 230-37. 159 Ideas procedentes de una carta de Máximo el Confesor a Marín de Chipre sobre la procedencia del Espíritu Santo. Asume el símbolo del concilio II de Cons-

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