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Tras estas consideraciones pasamos a dar razón de ese peque- ño credo con el que el santo resume la actuación de Dios en nues- tra vida y en nuestro ser (“passio”). 1. U NA TEOLOGÍA DE LA E NCARNACIÓN DISTINTA . Al leer este credo de Francisco se espera un reflejo de la teolo- gía trinitaria latina del s.XIII 153 . Es decir, que en la intimidad de Dios el Padre es el origen del que procede el Hijo y a su vez Padre e Hijo son el origen del que procede (“processio”) el Espíritu Santo 154 ; mientras que en la historia aparece como la decisión del Padre de crear el mundo y de encarnar al Hijo, del Hijo de redimir a la huma- nidad, y del Espíritu de guiar a los fieles 155 . 1.1. La monarquía paterna Pero esta no parece ser ni la manera ni el orden con el que Francisco comprende la presencia de la Trinidad en la historia. Si se hace una lectura atenta de los versos se descubre un orden distinto 274 MANUEL ROMERO JIMÉNEZ 153 Francisco refleja en la carta la liturgia y predicación trinitarias del momen- to; en su comienzo y su bendición final. T. PASTOR, O.c., nota 35, 751-769. 154 Esta procesión dio origen al “filioque”. “El Espíritu Santo proviene conjun- tamente de los dos: sin comienzo, siempre y sin fin...” (Lateranense IV). J. COLLAN- TES, O.c., 41, 495. Los teólogos de Carlomagno llevaron la controversia teológica al ámbito político como arma de la primacía de Roma sobre Constantinopla. Se define en el concilio de Florencia (1438-45) afirmando “...que el Espíritu Santo procede eter- namente del Padre y del Hijo;” . J. COLLANTES, I.b., 503 . Y expresado histórica y teo- lógicamente en: J.R. GARCÍA-MURGA, El Dios del Amor y de la Paz (Madrid 1992) 242-246. El origen del Hijo se expresa ya en el concilio de Nicea frente al arrianis- mo: “... el Hijo de Dios, unigénito nacido del Padre, es decir, de la sustancia del Padre; Dios de Dios, luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero; engendrado, no creado; de la misma naturaleza que el Padre” . J. COLLANTES, O.c., 41, 272. El Padre, en el IX concilio de Toledo, es considerado como “no engendrado ni crea- do, sino ingénito... Él es, pues, fuente y origen de toda la divinidad ”. Ib ., 461. 155 La razón está en que cada persona desarrolla una misión en la historia pro- longando así las procesiones y relaciones que establecen en su intimidad. La des- cripción de las misiones de la Trinidad en la historia se pueden hallar en: Constitu- ción Lumen Gentium , 2-4. J. FREYER, Dios Padre en los escritos y vivencias de san Francisco (Santiago de Chile 1999) 80-92.

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