NG200602001

Así pues, Francisco invita a los fieles a hacer el mismo proceso que él ha realizado: salir de uno mismo y abandonarse a la volun- tad del Padre para descubrir su infinita misericordia con la que nos ama. Al principio y al final se escribe el nombre de Francisco (v. 1b.87). No parece que sea un añadido porque inmediatamente apa- rece la fórmula de modestia (“ pequeñuelo, siervo ”) propia del santo en aquellas cartas que tienen remitente y destinatario 109 . Esta deno- minación de sí mismo concuerda con su forma de actuar y vivir como la más pequeña de las criaturas. Este autógrafo ofrece una prueba de autenticidad de la epístola a la que deben unirse las siguientes apreciaciones: su pensamiento y espíritu están en armo- nía con el resto de la literatura franciscana, y además su datación corresponde a una época de enfermedad en la que el santo escribe la mayoría de sus cartas 110 . Terminamos este apartado destacando a los destinatarios de la 2CtaF. Se dirige “a todos los fieles cristianos, religiosos, clérigos y lai- cos, varones y mujeres y a cuantos habitan el mundo entero” (v.1 a ). Pero “... de manera especial a los religiosos ” (v.36). Esta inclusión, propia de la segunda redacción, se sitúa al final de la propuesta penitencial para la generalidad de los cristianos. No puede negarse que en el v.1 los que se denominan “religiosos” son destinatarios de la carta en el mismo sentido que aquellos que se denominan “cris- tianos” 111 . Por ello que no es descabellado pensar que los destinata- LA CARTA A TODOS LOS FIELES: EL FUNDAMENTO…(I) 261 109 L. LEHMANN, O.c. , nota 24, 31-65. 110 R. PAZZELLI, Il movimento peniténciale pre-francescano e francescano (Padova 1982). 111 “A todos los cristianos, religiosos ,”.Donde “religiosos” es también sustanti- vo y define a otros destinatarios más de la carta. Salgo, pues, al paso de la tenden- cia a traducir con o sin comas (,) para deducir los destinatarios. Los entiendo a par- tir de esta inclusión, de su referencia a la 1 CtaF y de la carta en su totalidad. Por ello, no considero suficiente prueba la aducida por Giovanna Cassagrande a partir de una simple coma para echar por tierra a los penitentes y a la Orden de Peniten- cia como posibles destinatarios contemporáneos o futuros de la carta. G. CASSA- GRANDE, Una Orden para laicos. Penitencia y penitentes en el s. XIII (Oñati 1999) 265-285. Me parecen más plausibles las apreciaciones de: K. ESSER, con fundamen- to en Paul Sabatier, para quien Francisco predicó a los cristianos y a los penitentes de su ámbito y les dio una serie de enseñanzas cercanas a la regla “no bulada” de los hermanos Menores. K. ESSER, La lettera di san Francesco ai fedeli (Assisi 1978)

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