NG200602001

siglo; pero llevan consigo la recompensa de la caridad y las limos- nas que hicieron, por las que recibirán del Señor premio y digna remuneración. 32 Debemos también ayunar y abstenernos de los vicios y peca- dos 48 , y de la demasía en el comer y beber, y ser católicos. 33 Debe- mos también visitar con frecuencia las iglesias y tener en veneración y reverencia a los clérigos, no tanto por lo que son, en el caso de que sean pecadores, sino por razón del oficio y de la administración del santísimo cuerpo y sangre de Cristo, que se sacrifican sobre el altar y reciben y administran a otros. 34 Y a nadie de nosotros quepa la menor duda de que ninguno puede ser salvado sino por las san- tas palabras y la sangre de nuestro Señor Jesucristo, que los clérigos pronuncian, proclaman y administran. 35 Y sólo ellos deben adminis- trarlos y no otros. A los religiosos 36 Y de manera especial los religiosos, que renunciaron al siglo, están obligados a hacer más y mayores cosas, pero sin omitir éstas. 37 Debemos aborrecer nuestros cuerpos con sus vicios y pecados, porque dice el Señor en el Evangelio: todos los males, vicios y peca- dos salen del corazón 49 . 38 Debemos amar a nuestros enemigos y hacer el bien a los que nos tienen odio 50 . 39 Debemos guardar los preceptos y consejos de nuestro Señor Jesucristo. 40 Debemos, igual- mente, negarnos a nosotros mismos 51 y poner nuestros cuerpos bajo el yugo de la servidumbre y de la santa obediencia, según lo que cada uno prometió al Señor. 41 Y nadie esté obligado por obedien- cia a obedecer a alguien en lo que se comete delito o pecado. 42 Pero aquel a quien ha sido encomendada la obediencia y que es tenido por mayor, sea como el menor 52 y siervo de los otros her- manos. 43 Y con cada uno de los hermanos practique y tenga la misericordia que quisiera que se tuviera con él si estuviese en caso 240 MANUEL ROMERO JIMÉNEZ 48 Eclesiástico 3,32. 49 Mateo 15,18-19; Mc 7,23. 50 Cf. Mateo 5,44; Lc 6,27. 51 Cf. Mateo 16,24. 52 Lucas 22,26.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz