NG200601004

tura de su autor con la corriente analítica anglosajona: Philosophy and the Mirror of Nature , de Richard Rorty. En la introducción y en el primer capítulo de este largo trabajo, Rorty critica la expresión, bastante vaga y abusada, de espejo de la naturaleza ( mirror of natu- re ), es decir, la idea de un espacio mental que conoce por reflexión el mundo externo, pero que no llega nunca directamente a las cosas. La separación de las sustancias y el extremo dualismo establecidos por Descartes son, en último analisis, el objeto de la crítica del ame- ricano. El título del ensayo es muy elocuente, y la tesis epistemoló- gica de fondo que Rorty quiere derribar —o mejor dicho “de–cons- truir” para utilizar su expresión— es igualmente explícita. En el curso del pensamiento occidental, a partir sobre todo del siglo XVII , se comenzó a creer que el “problema” del conocimiento fuera el problema por excelencia de la investigación filosófica: después de la aparición de los escritos críticos de Kant, los historiadores de la filosofía fueron quienes consideraron a los pensadores del siglo XVII y XVIII como los que habían intentado de responder a la pregunta “¿Cómo es posible el conocimiento?”, y llegaron a proyectar el pro- blema hasta la antigüedad. Es más, se creyó que una vez solucionado el problema de la “teoría del conocimiento”, muchos otros problemas, bajo cuyo yugo el pensamiento occidental se dobló durante siglos, habrían podido encontrar respuesta. La centralidad del problema gnoseológico pro- cede del giro que el problema de las relaciones entre mente y cuer- po ( mind–body problem ) asumió con Descartes. Dividiendo el mundo entre res cogitans y res extensa y considerando las ideas como los contenidos de una mente humana, nuestra actividad cog- noscitiva necesitaba ahora ser aclarada por términos nuevos, dife- rentes de aquellos aristotélico–tomísticos, dado que la mente se había vuelto una entidad separada en la cual se realizaban los pro- cesos mentales. Con Descartes y Locke, y sobre todo con Kant, la “teoría del conocimiento” se convierte en el problema central de la historia de la filosofía, pero una semejante postura es, según Rorty, negativa bajo un doble punto de vista: por una parte, porque la idea de poder establecer a priori , a través de una “teoría del conocimiento”, qué es lo que nos es dado a conocer, entrega inevitablemente a la concepción de la filosofía como « tribunal de la razón pura que con- ESPEJO - SPECULUM 175

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