NG200601004

entre estas tres potencias y serás capaz de ver Dios en tí mismo como a través de una imagen, que es como verlo en un espejo de manera confusa» ( Considera igitur harum trium potentiarum opera- tiones et habitudines et videre poteris deum per te tanquam per ima- ginem quod est de videre per speculum en aenigmate ). ¿Y quién, más que Unamuno, ha tratado de llegar a Dios a través de una vía más íntima, más personal, más individual, más singular, en la esperanza que, al final, después del «duro bregar», llegue a él la visión cristo- lógica y con ella la salvación vivífica? San Buenaventura ha logrado tener aquella visión beatífica, pero tuvo algo que a Unamuno decididamente le faltó: la santidad. Al final del Itinerarium , se respira un aire fresco y limpio cuando el fraile concluye diciendo que la mente llega en un golpear de alas ( consurgit ) a la bienaventurada Trinidad: “Dum igitur mens se ipsam considerat per se tanquam per spe- culum consurgit ad speculandam Trinitatem beatam patris verbi et amoris trium personarum coaeternarum coaequalium et consubs- tantialium ita quod quilibet in quolibet est aliorum unus tamen non est alius sed ipsi tres sunt unus Deus”. No nos interesa ahora profundizar de que forma san Buenaven- tura utiliza la imagen del espejo (la idea de un speculum mentis tam- bién vuelve en las Collationes in Hexaemeron y en el De scientia Christi ); porque todo lo dicho en el Itinerarium es más que suficien- te para nuestro objetivo; me limito sencillamente a aseverar, en polé- mica con Rorty, que: 1. la imagen de un espejo de la mente despe- jado y limpio ( tersum et politum ), listo para reproducir fielmente la realidad “exterior”, se ha definido en una época histórica que pre- cedió muchos años a la Guerra de los treinta años, y no en un campo de batalla, cerca de una estufa encendida, sino en las húme- das celdas de monasterios silenciosos circundados por el campo abierto; 2. que esta idea de la mente como espejo no llevó a ningún dualismo parecido al de Descartes. Tiene en cambio absoluta razón Rorty cuando escribe que fue típico de la edad moderna ilusionarse en solucionar los problemas filosóficos de siempre siguiendo esta línea epistemológica dualística, y suscribo todo lo que afirma en el primer capítulo, cuando dice claramente que, a partir de la edad moderna, la filosofía deja de ocuparse de Dios y de la ética. Dicho ESPEJO - SPECULUM 183

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