NG200601004
tud, el Padre Santo se apresura en sustraer a Clara de las tinieblas del mundo». Y si es justo que a partir del conocimiento de nosotros mismos lleguemos a la conciencia de nuestra existencia, por una reflexión podemos llegar del conocimiento de nosotros al conoci- miento de Dios mismo: « Nunc revertamur a speculum nostrum, et videamus quomodo per cognitionem nostri possimus ascendere ad cognitionem ipsius Dei ». Así era según Alchero de Chiaravalle ( De spiritu et anima ). Pero el triunfo del espejo como metáfora de nuestra mente y el conocimiento está decretado por el Itinerarium mentis in Deum , un librito de pocas páginas, quizás el librito más dichoso de san Bue- naventura en la edad moderna, donde la imagen del espejo vuelve una decena de veces y siempre, intencionalmente, como inequívo- ca y explícita metáfora del conocimiento mental en contraposición a formas de conocimiento de otro tipo, que según Buenaventura eran la sensible y la espiritual . En un paso del Itinerarium el mundo mismo es el espejo que nos lleva a Dios, que es de ello el Sumo Cre- ador ( totum istum mundum sensibilem nobis tanquam speculum por quod transeamus ad deum opificem summum ) y poco o nada vale el espejo externo si el espejo de la mente no se encuentra despeja- da y limpia ( parum aut nihil est speculum exterius propositum nisi speculum mentis nostrae tersum fuerit et politum). Son frases tan explícitas que me parece difícil malentenderlas, y san Buenaventura sigue usando la imagen más adelante. Continuamos en la lectura del Itinerarium . Se dice que el conocimiento de Dios está reflejado en nuestra alma, mirándola vemos en ella la luz reflejo de las perfec- ciones divinas que resplandecen en ella (ad speculum mentis nos- trae in quo relucent divina disponimur ad reintrandum ), hemos ido más allá de la frase evangélica de san Lucas que invita a buscar en nosotros el Reino de Dios (17-21) y Unamuno sigue esta línea inter- pretativa franciscana al pie de la letra, cuando ya escribe en Nuevo Mundo , que es un texto del fin del siglo XIX : “Y en realidad es lo mismo ¿qué más da buscar el mundo fuera y buscarnos en él, que buscarle en su espejo, en nosotros mismos, al buscarnos?” Es una lectura de la cita paulina análoga a la que hace san Bue- naventura: «considera en efecto las operaciones y las relaciones 182 SANDRO BORZONI
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