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ESPEJO - SPECULUM “Y podemos decir que en el principio fue el Libro. O la Historia. Porque la Historia comienza con el Libro y no con la Palabra, y antes de la Historia, del Libro, no había conciencia, no había espejo, no había nada. La prehistoria es la inconciencia, es la nada”. Cómo se hace una novela INTRODUCCIÓN Atravesando el pasillo de la Casa-Museo Unamuno de Salaman- ca, nos sentimos cercados, sitiados por los retratos del Rector y, en cada instantánea, en cada una de aquellas imágenes en blanco y negro, los ojos de Don Miguel nos buscan. La mirada es intensa, dra- mática. Desde sus labios no se escapa nunca una sonrisa, pero en una foto que lo retrata anciano, mientras juega con los nietos, aque- llos ojos severos saben expresar conmoción, alegría. Es una excep- ción. Porque, cuando miraba fijo en la lente de la cámara de fotos, Unamuno expresaba todo menos alegría. Aquella mirada celaba una misteriosa inquietud que no podía disimular frente a nadie, facies intentionum omnium speculum est . También en las fotos de grupo es fácil reconocer a Unamuno entre la muchedumbre. Siempre ves- tido de negro, sin corbata, sin gabán, los labios enmarcados por la barba oscura y espesa que se hizo blanca con los años, las gafas redondas de metal y, sobre todo, aquella mirada. La del espejo no es una imagen que hayamos retomado casual- mente en la cita transcrita poco antes en cursiva. El espejo es por excelencia la metáfora del conocimiento y del reconocimiento; entender cuál es el uso que de ella hace Unamuno es útil para pun- tear los contornos de su teoría del conocimiento; me parece en efec- to que nadie, en el mare magnum de la crítica unamuniana, se haya detenido nunca detalladamente sobre este problema: ¿de qué mane- ra conocemos?

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