NG200601003

Esta religiosidad cuenta con unas características definidas, algu- nas extensivas a otros países, otras propias del Caribe y otras zonas con influencia y población afroamericana. La primera característica es el fuerte arraigo popular , es una religiosidad que impregna el sentir del pueblo dominicano de una manera profunda y que, aunque es más fuerte en las clases popula- res, se extiende por todos los estratos sociales. El pueblo llano la vive a flor de piel, y la clase más culta de forma más discreta. Este arraigo popular se demuestra en mil y un detalles, siendo uno de los más significativos los altares caseros que existen en muchas de las viviendas dominicanas. Credulidad y fe es la segunda característica : los dominicanos inmersos en el mundo de la religiosidad popular creen con fe ciega cualquier manifestación de lo sobrenatural y también de lo preter- natural. La fe en la eficacia de un hechizo, embrujo, adivinación o sanación es digna de mejores empresas, es una fe inamovible, como una roca. De hecho, el poder y la fama que ostenta un brujo o bruja se basa en esta credulidad de la psicología popular en que lo que haga el brujo tendrá efecto seguro. La tercera característica es el sincretismo : hay creencias de tres culturas diferentes, el catolicismo europeo, el vudú africano y el fol- klore campesino autóctono. A veces, resulta imposible diseccionar una manifestación religiosa para ver el origen de sus componentes, otras resulta más sencillo, por ejemplo en la fiesta de “Los Palos” se dan la mano y entremezclan: el “Perico Ripiao” –música autóctona campesina– el uso de los tres palos: tambores africanos, y la simbo- logía católica: imágenes de santos y Vírgenes, oraciones, agua ben- dita, cruces... Y detrás de cada santo o Virgen, escondido, pero actuando en el colectivo campesino dominicano, está un espíritu o “luá” proveniente del vudú africano. En cuarto lugar tenemos que es una religiosidad no privatiza- da : no hay fronteras entre la vida normal y el mundo de lo sobre- natural: la religiosidad está en todo, no existe el pudor o vergüenza que en Occidente se tiene ante la vivencia religiosa. Lo sobrenatu- 142 JOSÉ IGNACIO URQUIJO VALDIVIESO

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