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EL CARIBE: RELIGIOSIDAD POPULAR Y VUDÚ 171 rodeadas por un círculo de piedra, allí todos nos arrodillamos y muchos añaden piedras al círculo, cada piedra es una petición o promesa 12 . Después de esto, todo el grupo ya unido, se dirige a la Iglesia, donde se va a meter al Santo; se hace lentamente haciendo que la cruz que corona la urna roce el dintel de la puerta de la Igle- sia, según la tradición en ese momento debe empezar a llover. Y efectivamente se puso a llover y de manera abundante, fue una tor- menta tropical que no paró en las siguientes horas ni por la noche… Como pasó lo relato. Al día siguiente, varios riachuelos secos estaban crecidos e inhabilitaban los caminos por los que habíamos venido; tuvimos que esperar un día más para poder salir de El Batey. EPÍLOGO Éste ha sido un primer acercamiento a algunos aspectos de la religiosidad popular dominicana. No está completo, tanto por la inmensidad del tema como por su evolución y dificultad en la inves- tigación: hay determinadas cosas, ritos, ceremonias y creencias que jamás serán reveladas por el bokó. Sin embargo, creo que sí he logrado dar una pincelada de este mundo apasionante y a veces sobrecogedor, y de cómo se vive y se siente este hecho mágico-reli- gioso en la República Dominicana. Es un fenómeno importante dentro de la cultura dominicana y, como tal, debe ser tenido en cuenta, pues nos da la medida del ansia del dominicano por entender y utilizar las fuerzas sobrenatu- rales; sobre todo para dos fines, conocer el futuro y sanar las enfer- 12 Esta costumbre recuerda a la religiosidad popular tibetana, allí en los cami- nos están desparramados pequeños promontorios de piedras coronados por un ban- derín de oración, cada caminante añade su piedra como oración y petición de pro- tección. Las culturas pueden ser diferentes los anhelos humanos que las crean son los mismos.

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