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zos y sanaciones; también para evitar y expulsar malos espíritus o luases, y al “espíritu maligno”, “la serpiente”, “el pajarito”, “el espí- ritu intranquilo” o “el dominador”... todas ellas expresiones eufemís- ticas para denominar al demonio. Si puede, el brujo o bokó robará el agua bendita de algún tem- plo 5 , o consigue que sea bendecida llevándola escondida a alguna ceremonia católica: bien entre sus ropas, bien escondiéndola bajo el altar católico o utilizando todos los trucos a su alcance 6 . En caso de no conseguir auténtica agua bendita, el brujo o bruja la bendice él mismo, pero considera que tiene menos poder que la que haya bendecido un sacerdote católico. c. Líquidos diversos: Hay dos grandes tipos: los líquidos hechos por el mismo brujo para casos específicos y los manufacturados. Sirven para cantidad de embrujos, conjuros y sanaciones. Se usan para frotarse diversas par- tes del cuerpo propio o de la persona a la que se quiere hechizar, o de la casa de la que se quiere alejar un espíritu o hacia la que se quiere atraer la suerte. También se utiliza con los muertos, para “pre- pararlos” y evitar problemas con su espíritu. De los manufacturados reseño los siguientes (los nombres son los que vienen impresos en la etiqueta): – “Agua Haití”: según la creencia es la más poderosa y se usar para curar cualquier enfermedad. 148 JOSÉ IGNACIO URQUIJO VALDIVIESO 5 También hay parajes naturales donde el agua se considera poderosa per se y es recogida con la finalidad de usarla en la brujería, tal es el caso del paraje “Los Tres Ojos”- cercano a Santo Domingo-; son tres profundas cuevas donde brotan manantiales que se remansan en piscinas, según nos contó un bokó de esa zona. 6 Recuerdo como Monseñor Renaldo Connors (obispo de Ázua y de nacio- nalidad estadounidense) nos contaba que recién llegado al país se asombraba de que en sus misas se juntara un gran gentío que, al final, cuando daba la bendición sacaban por arte de magia garrafas, botellas y recipientes con agua, para que que- dara bendita y pudiera ser utilizada luego en sus ceremonias… Él no lo sabía, claro está, y cuando fue advertido de ello por un cura puertorriqueño tuvo que cortar la afluencia de brujos diciendo al final de la misa: “esta bendición sólo sirve para las personas, no para el agua”. Surtió efecto.

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