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aunque trató de temas que tienen relación con la misma. Uno de ellos es el tema de los valores; otro, el de fenomenología de la vida religiosa sobre algunos escritos de San Pablo y de San Agustín; y un tercero, su dedicación a algunos temas aristotélicos de Ética. ¿Qué sentido tienen estos temas en el contexto filosófico del autor por estos años? ¿Qué valor habría que atribuirles? Si se sigue el desarrollo del pensamiento de Heidegger a partir de las clases desde 1919 parece bastante claro que a partir de entonces el pensa- miento de Heidegger se caracteriza por estas ideas: 1) La filosofía ha de centrarse en el mundo de la vida. 2) Este mundo puede ser hecho temático mediante la fenomenología. 3) La fenomenología de Heidegger se separa ya entonces de la de Husserl y es fenomenolo- gía hermenéutica. 4) Estas ideas tienen una evolución, en la que hay que destacar, sobre todo, que el mundo de la vida de la existencia concreta se va centrando cada vez más en el ser de la misma, en el Dasein y en el ser en general. Ya en 1919, al comienzo de su docencia, Heidegger se ocupó de la filosofía de los valores en el curso titulado: Fenomenología y filosofía transcendental de los valores . Como se sabe, la filosofía de los valores en Windelband o en Rickert, a la cual se refiere Heideg- ger en este contexto, tiene relación con la ética. Ésta es una parte de los juicios de valor, junto a la Lógica y a la Estética. Pero el obje- to de reflexión heideggeriana aquí no son estos tres ámbitos deriva- dos de los juicios de valor, sino el fundamento metafísico transcen- dental, en relación con el mundo de la vida, de la praxis vital en el mismo, que constituye el objeto de las clases del mismo año, inme- diatamente anteriores a éstas. Además, Heidegger, como aparece en el título, ve el tema de los valores desde la fenomenología y en sen- tido crítico; desde una fenomenología que es ya hermenéutica, a diferencia de la de Husserl. Así lo dice expresamente ya en la intro- ducción: “Ante todo, lo que se intenta es lograr una precisión para estos problemas; esto es, reconducirlos a su terreno originario autén- tico fenomenológico (la vida en sí y para sí)” 5 . El problema, en otras palabras, no es ni la ética, ni la lógica, ni la estética en sí, sino el HEIDEGGER Y LA ÉTICA 111 5 M. HEIDEGGER, Zur Bestimmung der Philosophie ( Frankfurt 1987) (GA 56/57) 121.
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