NG200601002

normas: “Sólo en tanto que el hombre existiendo en la verdad del ser pertenece a éste, puede venir del mismo ser la indicación de aquellas asignaciones que deben ser ley y regla para el hombre. Asignar, en griego, es nevmein. Novmo" no sólo es ley, sino que de manera más originaria es la asignación oculta en la destinación del ser. Sólo esta asignación permite disponer ( Verfügen ) del hom- bre al servicio del ser. Sólo tal unión ( Fügung ) permite soportar y vincular. De otro modo toda ley se queda en hechura de la razón humana. Más esencial que todo establecimiento de reglas es que el hombre encuentre la verdad del ser por estancia ( Aufenhalt ). Sólo esta estancia conserva la experiencia de lo sostenible ( Haltbares ). El ¡alto! ( Halt ) en todo comportamiento lo regala la verdad del ser. ¡Alto!, en nuestra lengua significa la protección ( Hut ). El ser es la protección que de tal manera protege ( behütet ) para su verdad al hombre en su esencia ek-sistente, que le da casa ( Haus ) a la exis- tencia en el lenguaje” 34 . Como puede verse, Heidegger expresa estas ideas jugando con las palabras alemanas que indican los conceptos indicados. En otras palabras, Heidegger viene a decir: La esencia del hombre es perte- necer al ser; no hay verdad del ser sin el hombre; no se da el ser sin el hombre, ni el hombre sin el ser. Precisamente de esta perte- nencia o copertenencia le viene al hombre la indicación de las asig- naciones propias, esto es, de lo que corresponde a su propia esen- cia. Y ahí está la base de toda ley y de toda norma. El sentido griego originario de ley ( novmo" ) es el de asignación al hombre por el destino del ser, la constitución de la verdadera esencia humana por el ser (y más tarde por el evento). Por esa asignación, por esa per- tenencia mutua de ser y hombre, el ser puede disponer del hombre y el hombre puede soportar ese estar a disposición del ser; por eso este estar a disposición es vinculante para el hombre. Ahí están el fundamento y la fuerza de la ley originaria, y de toda ley o norma ulterior. De otro modo, éstas se quedarían en mera hechura de la razón humana, en una especie de consenso, que luego carece de fuerza vinculante. Y añade Heidegger que la ley o la norma sobre HEIDEGGER Y LA ÉTICA 125 34 Ib., 360-361.

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