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de la humanitas como ek-sistencia desde su pertenencia al ser, ¿es este pensar sólo un representar teórico del ser y del hombre, o se pueden sacar de este conocimiento también indicaciones para la vida activa y servirle de ayuda a ésta?” 31 . Pero en su respuesta a esta pregunta Heidegger habla de la ver- dad del ser como anterior a toda distinción de este tipo: “Este pen- sar no es ni teórico ni práctico; acaece antes de esta distinción. Este pensar, en cuanto que es, es pensar en el ser y fuera de esto nada… Tal pensar no tiene ningún resultado; no tiene ningún efecto… Su vinculación es esencialmente más alta que la validez de las ciencias, porque es más libre… El pensar conduce la existencia histórica, esto es, la humanitas del homo humanus al ámbito del salvar. Con el sal- var aparece a la vez el mal en la iluminación del ser. Su esencia no consiste en la mera maldad del obrar humano, sino que descansa en lo malo de la ira. Pero uno y otra, el salvar y la ira, sólo pueden estar presentes en tanto que el ser mismo es lo disputado” 32 . En suma, el pensar originario, la apertura originaria de la ver- dad del ser es anterior a toda teoría y a toda praxis. Es en la ilumi- nación primera donde el hombre comprende su esencia; y compren- diéndola entra en la región de lo que salva. Comprendiendo esto, aparece también el mal como tal en esa misma iluminación; un mal que es también más originario y fundamental que la mera maldad del obrar humano. Más adelante vuelve Heidegger a referirse a la teoría y a la praxis y dice que no sólo el pensar es anterior a esa dis- tinción, sino que en él coinciden teoría y praxis originarias: “Así el pensar ( Denken ) es un hacer ( Tun ). Pero un hacer que supera al mismo tiempo a toda praxis. El pensar se eleva sobre el obrar y fabricar no por la grandeza de un rendimiento ni por las consecuen- cias de un surtir efecto, sino por la pequeñez de un producir sin éxito” 33 . Pero aunque ese pensar sea anterior a la teoría y a la praxis, y aunque no descienda a indicaciones o normas concretas, Heidegger sí afirma que de esta verdad del ser y de la pertenencia del hombre al mismo proceden orientaciones, que serán vistas como leyes o 124 MODESTO BERCIANO 32 Ib ., 358-359. 33 Ib., 361.

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