NG200601002

hj~qo" ajnqrwv/pw daivmwn. En general, suele traducirse: Para el hombre su propio modo es su demonio. Esta traducción piensa en moderno, pero no en griego; hj~qo" significa estancia, lugar del habitar. La palabra nombra el ámbito abierto en el que habita el hombre. Lo abierto de su estancia hace aparecer aquello que le sale al encuentro a la esencia del hombre y saliendo así se detiene en su cercanía. La estancia del hombre contiene y conserva la venida de aquello a lo cual pertenece el hombre en su esencia. Esto es, según la palabra de Heráclito, daivmwn, el dios. La sentencia dice: El hombre, en tanto que es hombre, mora en la cercanía del dios” 26 . En otras palabras: Vida ética o hj~qo" significa el ámbito, la apertura, la morada donde habita el hombre que vive conforme a su esencia. Y vivir conforme a la esencia significa vivir en la presencia de aquello a lo cual pertenece el hombre, vivir en la cercanía del dios; vivir teniendo conciencia de la relación esencial, de la depen- dencia, de la subordinación al dios o al ser. Esto sería el hj~qo" para Heráclito. Esta interpretación, según Heidegger, estaría de acuerdo con lo que dice Aristóteles acerca del filósofo de Éfeso ( De part. Anim. A 5 645 a 17). Se cuenta que unos forasteros, seducidos por la fama de Heráclito, fueron a verlo. Pensarían seguramente ver al pensador en profunda reflexión o tal vez en éxtasis, contemplando verdades transcendentes… Pero se llevaron una sorpresa al verlo abrigándo- se al lado de un fogón. Heráclito se dio perfecta cuenta de la des- ilusión de los visitantes, al encontrar un hombre aterido en un lugar del todo corriente, y animó a los vacilantes invitándolos a entrar con estas palabras: “También aquí están presentes los dioses” ( eij~nai ga;r kai; ejntau`qa qeou`" ). También aquí ( kai; ejntau`qa ), en un lugar tan vulgar y corriente. Lo insólito, el dios, está presente en toda apertura de lo esencial; y esto se da en lo más corriente, en lo que no tiene nada de insólito 27 . Y Heidegger concluye estas reflexiones afirmando: “Si el nom- bre de ética, según el significado fundamental de la palabra hj~qo" , piensa la estancia del hombre, entonces, aquel pensar que piensa la 122 MODESTO BERCIANO 26 Ib ., 354-355. 27 Ib ., 355-356 28 Ib., 356

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