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HEIDEGGER Y LA ÉTICA Hablar de una ética en Heidegger resulta problemático. En sus voluminosos escritos apenas hay unas pocas referencias a la ética, en las que la critica. Pero no es fácil prescindir de una ética cuando se habla del hombre y del mundo de la vida. Y numerosos autores han visto implicaciones éticas en el pensar de Martín Heidegger. Ya en los años treinta hubo quienes vieron su opción a favor del nacio- nal socialismo como una consecuencia de la ontología de la existen- cia de Ser y tiempo . De esta opinión fueron también autores como Löwith o Karl Jaspers. En el extremo opuesto se situó Marcuse, quien quiso usar la ontología de Ser y tiempo para fundamentar la acción radical marxista para cambiar la sociedad. En cambio, otros marxistas, como Bloch, Lukacs o Habermas, han visto la ontología de Heidegger como demasiado escéptica e incapaz de fundamentar una acción. Otros autores, como Helmut Fahrenbach, Werner Marx, Max Müller, Richard Wisser o Emil Kettering se han preguntado de forma más teórica e imparcial por la relación entre la filosofía de Heidegger y la ética. A estas posturas se han añadido recientemente otras acerca de la relación entre la filosofía de Heidegger y la ética de Aristóteles. Un autor tan autorizado en temas heideggerianos como Hans Georg Gadamer ha hablado de un influjo de Aristóteles, y concretamente de la ética aristotélica en el joven Heidegger. En 1922 escribió Hei- degger el conocido como Informe-Natorp , titulado: Interpretaciones fenomenológicas sobre Aristóteles. Indicación de la situación herme- néutica. Acerca de él escribe Gadamer: “La intención era llevar de nuevo al discurso la antropología de Aristóteles a partir de la vida fáctica vivida, tal como se encuentra sobre todo en la Retórica y en la Ética de Aristóteles, a partir de la comprensión de la vida del pro- pio presente” 1 . 1 H. G. GADAMER, Heideggers theologische Jugendschrift , en Dilthey Jhar- buch 6 (1989) 230.

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