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Dios, como fuente de luz y amor efusivo que inunda la faz de la naturaleza y el alma de las criaturas, y el amor de la caridad, refle- jo y consecuencia de aquella gracia infinita que eleva nuestra pobre naturaleza humana hasta el bien divino, con un anhelo irresistible. La condescendencia y el don de la gracia divina impulsa a nuestra naturaleza hasta las esferas celestes de la paz sin fin. La naturaleza y la gracia son como dos círculos concéntricos, dos anillos insepa- rables que transfiguran y superan la imagen neoplatónica de la pro- cesión y el retorno del alma a Dios. San Pablo, San Agustín, San Francisco, San Buenaventura y Duns Escoto, son las fuentes más cla- ras del pensamiento del profesor Rivera de Ventosa. Pero su forma mentis et vitae no se reduce a un profundo conocimiento de las fuentes, ni mucho menos a un comentario crítico de sus textos, sino que su continuo y reflexivo trato con ellos le permitió alcanzar una síntesis creadora, semejante a una atalaya desde la que puede ote- arse, en un horizonte diáfano, la historia del pensamiento occiden- tal. Por supuesto, no cabe duda alguna de que logró el deseo que expresaba en las palabras finales de su personal y humilde visión de su vida intelectual. Dice así: “Junto con mi docencia he cultivado la publicación de estudios con intensidad creciente hasta este momen- to, en que, muy entrado en años, como todavía la memoria me ayuda, sigo escribiendo más que nunca en mi deseo de colaborar al pensamiento cristiano para que se halle a la altura de nuestro tiem- po” 91 . Sus publicaciones, que traducen con elocuencia su pensamien- to cristiano y franciscano, son mucho más que una colaboración. Son una fecunda contribución a la continuidad creadora de ese pen- samiento. Su vida y su obra sin duda están a la altura de los tiem- pos, son éstos, los tiempos, los que no parecen estar aún a la altu- ra de su pensamiento cristiano. Por eso, no dudo en concluir afirmando lo que ya he adelantado en varios momentos de mi reco- rrido por sus publicaciones: el profesor Rivera de Ventosa fue un ejemplo de pensador cristiano y franciscano, tanto en su labor inte- lectual como en su vida personal, que irradiaba ese amor efusivo que él mejor que nadie conocía. Y creo que con su trayectoria inte- ENRIQUE RIVERA DE VENTOSA EN “NATURALEZA Y GRACIA” … 523 91 E. Rivera de Ventosa, “Cronología de mi vida intelectual”, Anthropos 122/123 (1991) 71.

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