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Tras el comentario de algunas de estas hermosas anécdotas, el profesor Rivera de Ventosa culmina su estudio sobre la esencia de la pobreza franciscana con una vinculación indudable entre ésta y la ecología, entendida como actitud de respeto hacia la casa común de todos los hombres, construida con el amor sin límites que ha deja- do su huella en todas las criaturas, pero, sobre todo, en las más pobres. He aquí las palabras del profesor Rivera de Ventosa: “Sólo el pobre es capaz de comprender que el mundo es la casa que Dios ha hecho para la gran familia humana. Y como tal hay que tratarla. Lleva como secuencia esta actitud elevar al Padre celeste un canto de alabanza agradecido: “ Gratias agimus tibi propter magnam glo- riam tuam ”. Es este canto de alabanza la expresión de los nexos profundos y tiernos que ligan una recta interpretación de la Ecolo- gía y la pobreza franciscana” 90 . A MODO DE CONCLUSIÓN El recorrido por estas cinco vías de la trayectoria intelectual del profesor Rivera de Ventosa en las páginas de la revista Naturaleza y Gracia nos ha permitido disfrutar del incesante y fecundo diálogo que mantuvo siempre con la filosofía cristiana y franciscana. Su metodología y su hermenéutica siempre abierta e independiente son un modelo de búsqueda intelectual, que huye siempre del dogma- tismo y mantiene una actitud receptiva y crítica frente a cualquier doctrina, aunque venga de la tradición cristiana y franciscana, a la que él pertenece con pleno derecho. Las ideas básicas de su pensamiento cristiano y franciscano constituyen el punto de apoyo desde el que se lanza al descubri- miento de la verdad, que se esfuerza siempre por encontrar en cual- quier texto o autor, de cualquier época o ideología, con tal de que atisbe alguna reflexión fecunda para la vida del ser humano. Esas ideas básicas que conforman su pensamiento, no sé si hasta el punto de constituir un sistema propio, o como simples instrumentos heu- rísticos, pueden reducirse a dos: la absoluta certeza del amor de 522 PABLO GARCÍA CASTILLO 90 Ib. , p. 410.