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La preocupación del profesor Rivera de Ventosa por la comuni- dad iberoamericana fue constante, intensa y llena de fecundas suge- rencias. Pero, hemos de concluir, con el profesor Fornet-Betancourt, que no fue la actitud habitual de los intelectuales de su tiempo. Todo lo contrario, como señala este profesor, la obra del profesor Rivera de Ventosa “es lamentablemente en España poco compartida. Siguen siendo raros los filósofos españoles que se ocupan con inte- rés, constancia y apertura igualitaria de la filosofía iberoamericana. Sería entonces de desear que su obra fuera vista y reconocida como un ejemplo a seguir; como una obra que, justo por su aporte a un mejor conocimiento filosófico entre los miembros de una misma familia, está llamando a ser continuada en esa línea de trabajo; y que reclama, de hecho, dicha continuación como condición indispensa- ble para ir adquiriendo, no únicamente un mejor conocimiento mutuo, sino también y, sobre todo, un siempre mejor entendimien- to recíproco entre filosofía española y filosofía americana” 80 . 5. INTERPRETACIÓN DEL FRANCISCANISMO COMO FORMA MENTIS ET VITAE Esta última sección de la trayectoria intelectual del profesor Rivera de Ventosa puede resultar ciertamente algo ambigua. Por franciscanismo cabe entender la sintonía con la escuela de filosofía franciscana medieval, representada principalmente por Alejandro de Hales, San Buenaventura y Juan Duns Escoto, a los que dedicó lo mejor de sus investigaciones el profesor Rivera de Ventosa, tal como hemos comentado en el apartado tercero de este recorrido por su vida intelectual. También podría entenderse el franciscanismo como el sentido de la historia que refleja la vida y la obra del propio santo, como hemos comentado ya en la sección correspondiente a la visión cristiana de la historia. Pero en este punto nos referimos a otro sentido del término franciscanismo , que fue cultivado también ENRIQUE RIVERA DE VENTOSA EN “NATURALEZA Y GRACIA” … 511 80 R. Fornet-Betancourt, “Tensa preocupación del profesor E. Rivera ...”, O.c., p. 112.