NG200503002

jugan tres aspectos: primero, el cultivo de las letras humanas, las humanidades, que incluye la formación filosófica y retórica para la vida pública; en segundo lugar, una exigencia moral, como discipli- na de las pasiones y tolerancia en los trabajos y, finalmente, un sen- tido benevolente y amistoso de la vida pública, que lleva a conside- rar a todos los seres humanos como miembros de una sola comunidad, en la que todos sus miembros gozan de idéntica digni- dad. Es su famoso concepto de la amistad, traducido en las páginas del derecho romano, que es el anticipo de una verdadera cultura planetaria, cuyos rasgos más definidos se presentan en el ideal uni- versalista del Cristianismo, que llegó a su máximo esplendor cuan- do los misioneros españoles alcanzaron tanto las tierras americanas como el corazón de la China y las islas del lejano Oriente. La cultura del Renacimiento, cuyo nombre evoca el retorno a los ideales de la cultura clásica antigua, está penetrada, a juicio del profesor Rivera de Ventosa, por dos corrientes, una, la que sigue a Maquiavelo, y otra, de signo contrario, que está encarnada por los humanistas Erasmo y Vives. La primera impulsa en la cultura moder- na esa lucha por el poder político que caracteriza a las naciones, que tienen a la política como el bien absoluto. Una concepción inmoral de la política, frente a la que se levantan los grandes huma- nistas, cuyo pacifismo nos conmueve, porque rechazan el poder como valor supremo y proponen una armonía y concordia entre los hombres y los pueblos que aún no ha perdido su vigencia. El pro- fesor Rivera de Ventosa evoca, en este contexto, la figura de Vitoria, como un nuevo Sócrates, que declara la necesidad de un gobierno legítimo para concluir en una paz aceptada por las partes en con- flicto. Y añade que “da ulteriormente la escuela de Salamanca su aportación de más sentido histórico al proponer y defender los dere- chos primarios de la persona. Ante los pueblos americanos, para cuyos problemas fueron poco sensibles los humanistas, la escuela de Salamanca se sintió forzada a hacerlos objeto de serena y madu- ra reflexión. Ésta es su deuda con aquellos pueblos suficientemente valorada. Ello motivó que la escuela formule los principios morales de la mutua convivencia de unas naciones con otras” 78 . De los rasgos complejos de la cultura de la modernidad, el pro- fesor Rivera de Ventosa se limita a destacar dos importantes: la razón ENRIQUE RIVERA DE VENTOSA EN “NATURALEZA Y GRACIA” … 509 78 Ib. , p. 125.

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