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tiene que ceder el paso al contingentismo cristiano en este gran pen- sador” 66 . Y, en cuanto al conocimiento del singular concreto, nega- do por Aristóteles, la doctrina de Escoto es clara: todo lo que hay de perfecto en el conocimiento puede competer al conocimiento inte- lectual con más razón que al conocimiento sensible; ahora bien, el conocimiento del objeto en sí, es una perfección; luego es compe- tencia del entendimiento. En este punto, el conocimiento no impor- ta tanto para la ciencia, como para la vida y, por ello, la intuición escotista se impone sobre el concepto aristotélico, como le gusta afirmar al profesor Rivera de Ventosa. En cuanto a la confrontación entre las dos grandes metafísicas medievales, la de Santo Tomás y la de Escoto, el profesor Rivera de Ventosa, antes de pronunciarse sobre la naturaleza de cada una de ellas, lleva a cabo un análisis de la comparación entre ambas reali- zada por su colega el profesor Fraile, el cual en su conocida Histo- ria de la Filosofía , a juicio del profesor Rivera de Ventosa, interpre- ta desfavorablemente la metafísica escotista, realizando algunas valoraciones infundadas, como la tendencia al fideísmo o la nega- ción del entendimiento agente. Y, tras un análisis riguroso de la ana- logía y la participación como categorías que llevan a Santo Tomás a definir a Dios como Ipsum esse subsistens , realiza una meditada y matizada reflexión sobre el sentido del ens univocum de Escoto, que constituye el último concepto abstracto de la mente aplicable a Dios. Esta categoría suprema del ente unívoco, admite una división infe- rior en ser infinito y ser finito, que son entre sí análogos. Pero, según el doctor franciscano, el constitutivo metafísico de Dios, su esencia plena, es ese ser infinito, que es el origen de todas sus perfecciones, que sólo son tales por su propia infinitud. Por ello, concluye el pro- fesor Rivera de Ventosa, que la infinitud “es muy de notar ulterior- mente que es la única perfección divina de la que la creatura no puede participar. Dios puede comunicar su sabiduría, bondad, belle- za. Nunca su infinitud. De aquí que para Escoto la Esencia infinita venga a ser, en la cúspide de la metafísica, lo que para Santo Tomás el Ipsum esse subsistens . De esta suerte no es posible contrastar mejor la metafísica del esse y la metafísica de la essentia ” 67 . ENRIQUE RIVERA DE VENTOSA EN “NATURALEZA Y GRACIA” … 501 66 Ib. , p. 61. 67 Ib. , p. 70.
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