NG200503002

Por ello, cabe concluir que, si bien no acepta la teoría platónica en su versión original, se adscribe a la línea del platonismo agustinia- no, aunque discrepa de él en algún punto esencial como la teoría de la iluminación. Así lo afirma el profesor Rivera de Ventosa: “Esco- to acepta con San Agustín que las ideas están en Dios. Pero si ulte- riormente se suscita la cuestión de cómo influyen las ideas divinas en nuestro proceso cognoscitivo, en esta nueva cuestión ya tiene dificultades contra San Agustín hasta llegar a negar la iluminación , tan cara a los agustinianos medievales” 65 . Más problemática es su postura frente a Aristóteles. Lo que resulta indudable es que el doctor franciscano critica la ambigüedad de Aristóteles respecto a la naturaleza de las ideas, presentes en la mente de Dios, pero no en las cosas, y discrepa abiertamente de él respecto al fundamento del conocimiento de lo universal, que se halla en la llamada “naturaleza común”, no en la semejanza entre las cosas, según la conocida versión tomista. Ahora bien, donde la dis- crepancia llega al extremo es en la concepción metafísica del indi- viduo y sobre todo en el necesitarismo de la existencia de los seres naturales y el conocimiento del singular. El profesor Rivera de Ven- tosa comenta, con cierta amplitud, estos puntos de discrepancia, que constituyen también algunas de las aportaciones más originales de la metafísica escotista, como la haecceitas , como principio de indi- viduación. En relación con la metafísica, el profesor Rivera de Ven- tosa reconoce que Escoto no se halla muy alejado de Aristóteles, pues se mantuvo siempre fiel a la metafísica de la esencia, pero dis- crepa de Aristóteles en dos puntos esenciales: el necesitarismo y la negación aristotélica del conocimiento del singular concreto. Escoto niega la concepción física de Aristóteles, que concibe la existencia de los seres como proveniente por absoluta necesidad de la natura- leza, que es su causa eficiente, formal y final. El doctor franciscano afirma, en cambio, la dependencia de la existencia de las cosas de la voluntad divina, que, como afirma el profesor Rivera de Ventosa, “ha podido elegir otro orden físico distinto del actual. Por lo cual, aunque la existencia la vea identificada a la esencia, ambas, esencia y existencia, las contempla dependientes de modo contingente res- pecto de la voluntad divina. Una vez más el necesitarismo pagano 500 PABLO GARCÍA CASTILLO 65 E. Rivera de Ventosa, “Opción de Juan Duns Escoto....”, O.c., pp. 52-53.

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