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radical carencia de infinitud. Pero en un segundo momento, esta radical imperfección rompe el aislamiento de la persona. Por ella empieza el yo humano a superar su “ ultima solitudo ” para abrirse hacia arriba, a la suprema perfección divina” 63 . Este doble plano metafísico de la persona en Duns Escoto, como soledad y como abertura a la trascendencia, le lleva al profe- sor Rivera de Ventosa a establecer una inteligente relación con algu- nas concepciones existencialistas de la persona, como las de Kier- kegaard, Heidegger, Marcel y Zubiri, para concluir con una invitación a los escotistas a la realización de estudios que establez- can las profundas relaciones que existen entre la metafísica escotis- ta y estas corrientes actuales de la filosofía. Con sus palabras finales, podemos cerrar el comentario de este artículo: “Duns Escoto es una cumbre metafísica con divisoria de aguas. Las unas dan al valle hondo de la soledad óntica. Las otras, a la riente pradera abierta a la omnipotencia divina por la dependencia potencial y al Ser Infini- to por la relación trascendente . Ambas invisceradas en la existencia incomunicable de la persona. Se otean en este instante final pers- pectivas grandiosas. Bien fuera de desear que los escotistas reflexio- naran más detenidamente en estas conexiones. Ellas actualizan el mensaje del gran doctor franciscano” 64 . El último y más amplio artículo del profesor Rivera de Ventosa sobre Escoto, en la revista Naturaleza y Gracia , es probablemente el estudio más profundo sobre la metafísica del doctor sutil. La pre- gunta fundamental que se plantea este estudio es cuál fue la postu- ra de Escoto en relación con la metafísica de la esencia, representa- da por Platón y Aristóteles, y la de la existencia, cuyo máximo representante es Santo Tomás. A juicio del profesor Rivera de Ven- tosa, la posición de Escoto respecto al platonismo resulta sorpren- dente. Frente a su antecesor San Buenaventura, no comparte su entusiasmo por el principio platónico y neoplatónico de la difusión necesaria del Bien. Tampoco acepta la teoría de las ideas, tal como aparece en los grandes diálogos platónico, ya que el fundamento de la verdad, es decir, la verdad ontológica, se halla en la mente divi- na, creadora de las ideas eternas, tal como las concibió San Agustín. ENRIQUE RIVERA DE VENTOSA EN “NATURALEZA Y GRACIA” … 499 63 Ib. , p. 288. 64 Ib. , p. 299.
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