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en la historia, tal como la encarnó el santo de Asís. Al menos, así concluye su artículo el profesor Rivera de Ventosa: “Al llegar aquí, volvamos la vista atrás para mirar el largo camino que hemos anda- do en busca del por qué último de la fuerza histórica de la santidad de Francisco. Resumiendo cuanto llevamos dicho, bien pudiéramos sintetizar este poder histórico en un mensaje de presencia . Francis- co hace presente en medio de los cristianos la dulce figura de Cris- to, hace presente en un mundo descreído y blasfemo al Dios Bueno que alumbra con su sol hasta a aquellos que le niegan y le burlan. Este mensaje de presencia es la sustancia de esa fuerza histórica que es la santidad de Francisco” 45 . En el segundo artículo sobre San Francisco que antes citamos, el profesor Rivera de Ventosa presenta igualmente el triunfo de la gracia sobre el poder, del amor sobre la fuerza. Porque ésta es, en su esencia, la visión cristiana de la historia que San Francisco nos muestra, a través de la mirada inteligente del profesor Rivera de Ven- tosa. Tras un amplio estudio de la concepción de la historia de A. Toynbee, en el artículo se lanza como un dardo la certera pregunta: ¿qué fuerzas dominan en la marcha de la historia? Para contestarla, vuelve de nuevo a una obra de Schneider, en la que encuentra una lúcida respuesta a la misma. Se trata de Poder y Gracia , un título que recoge y enuncia las dos grandes fuerzas que, como los dos amores agustinianos, luchan en la historia. Un recorrido por los grandes imperios de Alejandro, de Roma o de Felipe II, le permite analizar la enorme atracción que el poder ha ejercido sobre los grandes pro- tagonistas de la historia, que han subordinado siempre la gracia al poder. Frente a esta fuerza del poder, de nuevo aparece el santo que abandonó voluntariamente el recurso del poder para fiarlo todo a la gracia. Frente a los poderosos, la figura de Francisco adquiere la luminosa realidad de la enorme fuerza de la debilidad de la pobre- za, convertida en palanca de su acción benevolente y eficaz en la difusión del bien y de la bondad que descienden del amor divino. El sencillo trono de la pobreza ejerció mayor influjo sobre la socie- dad y la historia que las supremas acciones de los poderosos. La conclusión del artículo viene a corroborar lo dicho en el ante- rior sobre San Francisco: la resonancia histórica del mensaje francis- ENRIQUE RIVERA DE VENTOSA EN “NATURALEZA Y GRACIA” … 483 45 Ib. , pp. 69-70.

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