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conciencia individual, del buen sentido propio humano... el ahogo del hombre en la humanidad”. Y ello debido a que el momento social y político está favoreciendo más bien la masificación, la des- personalización. En medio de “este tremedal de la sociedad de hoy”, se decía Unamuno, ¿qué sentido y sentimiento de sí puede cobrar “una pobre alma perdida que se pregunta por su propio destino, su propia finalidad?”. Sólo una educación hondamente religiosa y humana, viene a decir Unamuno, puede llenar esa pregunta; y sin embargo, nada más lejos de ello en la España republicana. El ideal pedagógico consignado en el artículo 48 de la “mirífica Constitu- ción” de 9 de diciembre de 1931 es un “monumento de vacuidad y de galimatías pedagógico” 164 . Y es que Unamuno, que se deja llamar “republicano de cátedra” (no de calle o de plazuela) 165 , igual que se había opuesto en las Constituyentes a los nacionalismos periféricos defendiendo la unidad de la Nación española y la universalidad de su lengua oficial (el castellano o español) en todos los órganos nacionales, como alma de ella que es; igual que se había opuesto, en tanto que liberal, a la política anticlerical y laicista..., sigue insis- tiendo ahora, al borde de julio del 36, en que no se cree eso de que el Estado español no tiene religión oficial y por tanto que su ense- ñanza es neutra. Lo que ocurre, dice, es que hay una religión y edu- cación de Estado vaciada en la más vacua de las vacuidades (la pedagógica), silenciadora de la inquietud humana más propia, la del sentido último de la vida. Hay una religión de Estado, la República laica, que quiere imponerse a la Religión tradicional. Y Unamuno, crítico acerbo de las formas en que dicha religión se había expresa- do, pero defensor de su esencia íntima y cristiana, cree que por debajo de aquella tendencia laicista “alentaban las más demoníacas pasiones, resentimientos, envidias, rencores, viles ambiciones cuan- do no rencillas de camarilla y acaso de serrallo” 166 . Pero hay algo más íntimo y doloroso que conmueve por estas fechas cercanas al 18 de julio las entrañas del Unamuno, maestro, HACIA UNAMUNO CON UNAMUNO 457 164 VII, 1147-1148.- Los ataques de Unamuno a la Constitución republiana –una Constitución “de papel o de bolsillo, prodigio de indefinición y de indefinicio- nes”, son constantes (RE, O.c., en n. 2, 421). 165 “Sentido histórico”, en RE, O.c., en n. 2, 427. 166 Ib., 424-427.- Cf. también VII, 1148.

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