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Con lo expuesto basta para comprender que Unamuno no quiso ser, o al menos no quiso que se le tuviera por hombre de derecha o de izquierda, monárquico o republicano, progresista o tradicionalista, anarquista o socialista... Hondamente universal quiso ser, solitario arquetipo o viceversa, no hombre de partido sino “hombre entero y verdadero” 143 . Actitud que, traducida en conducta y escritura, no dejó de suscitar en muchos perplejidad e incompren- sión, sobre todo en esta etapa final de su vida 144 . Cuando alguno se acercaba a él en persona o por escrito a preguntarle que cuándo iba a fijar sus ideas, respondía: “mejor seguir entendiéndose y bailando sólo” 145 . Y si le aconsejaban que se dejara de política y volviera a la literatura, a hacer dramas y novelas, a traducir a Platón, a componer poesía..., replicaba que en su obra más combativa, la de lucha civil, difícilmente puede hacerse la distinción entre política y poesía 146 . Y cuando tras sus campañas contra todo y contra todos, alguien, vien- do tal vez en la crítica unamuniana dispersión y límites difusos, lo acusó de que andaba mariposeando de ceca en meca; él, que no sólo se tenía por vasco, republicano y hereje sino que lo era en ver- dad, no se cortó y lo llamó “majadero..., ¡más que majadero!” 147 . Y HACIA UNAMUNO CON UNAMUNO 453 143 “Al hombre entero y verdadero”, en RE, O.c., en n. 2., p. 393.- Cf. VIII, 1245. 144 Entre los gestos “sorprendentes” de D. Miguel, uno de los más sonados antes del 18 de julio, fue la entrevista que concedió en su casa de la calle Bordado- res a José Antonio Primo de Rivera, fundador de Falange Española. A continuación, y acompañando siempre a José Antonio, asistió al mitin falangista del Teatro Bretón y acto seguido al banquete. Este gesto del Unamuno liberal, abierto a toda experien- cia, fue muy criticado, e incluso se dice que fue el argumento esgrimido para no concedérsele el premio Nobel de Literatura de 1936, que quedó desierto (Cf. ES, O.c., en n. 24, 439-441, 445-447). 145 VII, 1091.- A otro que le invitaba a hablar con claridad, esto es, a dar pro- gramas y soluciones, le respondió: “Me he pasado mi vida de publicista político repi- tiendo que no aspiro a curandero, sino me reduzco a estudiar patología social dejan- do para otros el preparar específicos” (VIII, 1213). 146 VII, 818. “El que esto escribe –confesaba Unamuno–, por su parte puede decir que si algo ha hecho en poesía, en verso o en prosa, en novela, en cuento, en drama, en ensayo artístico, que haya de perdurar en vida de espíritu, se debe a que ha sentido con intensa pasión la historia de su patria, a que siente la política. Como cree que si su acción política, sus artículos y discursos de combate civil logran alguna eficacia en el ánimo de sus conciudadanos, se debe a lo que hay de poesía en ella” ( Ib., 819). 147 Ib., 1031.- Cf. “Ayer, hoy y mañana”, en RE, O.c., n. 2., 409.

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