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ponían en peligro el curso de la propia historia 31 . “Yo quiero mucho a mi pueblo vasco –decía al poco de su tesis doctoral–; pero hace mucho tiempo que dejé los entusiasmos románticos” 32 . Tras defender su tesis en junio de 1884, mentalmente transfor- mado sin dejar por eso melancolía y morriña, vuelve a su villa natal. Allí permanece, salvo esporádicas salidas, hasta su definitivo trasla- do a Salamanca en 1891; allí, al abrigo de su hogar materno y de su novia, dos mujeres 33 , a la vez que reanudó momentáneamente la práctica religiosa, da clases particulares en su casa y en colegios pri- vados, prepara oposiciones a cátedra (cinco veces) y hace su otro noviciado en intermitentes visitas a Guernica donde vive su Con- cha 34 . Y allí también, por último, se casó con ella en 1891, meses antes de que ganara ese mismo año la cátedra de Griego de Sala- manca y tuviera por ello que cambiar de residencia 35 . Con ilusión HACIA UNAMUNO CON UNAMUNO 429 31 “Bien se ve que a muchos parecerá extraño –escribía Unamuno por estos años, ya ansioso de paz y de verdad– que venga a tratar de intereses meramente científicos en época en que parecen recrudecerse los sentimientos regionales, pero creo que los intereses meramente científicos y de orden especulativo tienen un gran valor, que su fomento abre los horizontes de un refugio de calma y serenidad entre las turbulencias provocadas por las pasiones prácticas...” ( Ib ., IV, 189).– “Corren además muy malos vientos –escribe poco después– para la mera especulación cien- tífica, para la contemplación serena de la realidad. Se toma al vascuence como ban- dera de guerra y no como un fenómeno histórico, un fenómeno como otro cualquie- ra. Por otra parte, hay no pocos que gozan en envolvernos en el misterio y sufrirían con que se hiciera luz en este punto. Lo que quieren es seguir repitiendo todo eso de que somos una excepción y una cosa aparte, figurándose, sin duda, que se sabe muy bien de dónde vienen y quiénes son los demás pueblos que nos rodean, y les basta con esa idea de raza, fuente de errores sin cuento, que corre por los manua- letes. Por que lo que pasa es una cosa,y es aquí donde tanto se habla de raza vasca y se toman como fuentes etnográficas las historias ordinarias, se empieza por igno- rar lo que es raza y por no tener concepto claro de ella ni idea de cómo ha varia- do por completo la posición del problema que a ellas se refiere. En fin, allá se lo coman con su torre de Babel” (IV, 199-200).– Vid. también pp. 138, 235-236. 32 Ib., IV, 135. 33 Es sabido que lo femenino cumple una función muy significativa en la vida, obra y pensamiento de Unamuno. 34 VIII, 266, 270.– “Mi ambición de momento entonces –recordará más tarde– era venir a mi villa natal como catedrático de Psicología. Dios no lo quiso, y le estoy agradecido por ello” (VIII, 266). 35 En medio de la conmoción espiritual de su gran crisis de 1897 manifestó haber comulgado sin confesar, sacrílegamente, cuando se casó (VIII, 844). Confesión

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