NG200502004

aparte, a un monte alto . En verdad nosotros no podemos realizar nada por nosotros mismos: Sin mí no podéis hacer nada (Jn 15,5); No que por nosotros mismos seamos capaces de atribuirnos cosa alguna, como propia nuestra, sino que nuestra capacidad viene de Dios (2Co 3,5); Dios es el que obra todo en todos (1Co 12,6); Todas... nuestras obras en nosotros las has realizado (Is 26,12), Señor. Esto es lo que tenemos que hacer: no resistamos a la gracia de Dios, no pongamos óbice: Poned cuidado en que nadie se vea privado de la gracia de Dios (Hb 12,15). Tomó Jesús consigo a Pedro, a Santiago y a Juan . Hay en nues- tra alma, además de los cinco sentidos externos, cuatro internos, tres facultades principales del alma: voluntad, memoria e intelecto; la voluntad con la que amamos el bien, la memoria con la cual recor- damos las cosas pretéritas, el entendimiento con el que conocemos lo verdadero. Estos son esos tres discípulos: Pedro, príncipe de los Apóstoles, (es) la voluntad reina del alma; Santiago, (es) el calcañal o talón 16 , parte posterior del cuerpo, como la memoria con que se recuerdan las cosas pretéritas; el entendimiento con el que conoce- mos y entendemos lo verdadero, (es) Juan, que tanto se entregó al conocimiento e inteligencia de la verdad. Estas tres potencias las toma Jesús consigo y las conduce al monte excelso . El monte excelso es Dios. Esto es lo que quiere Cristo: que amemos a Dios, que recordemos los beneficios y dones de Dios, que le conozcamos. Estos tres discípulos llevó Cristo especialmente consigo para resuci- tar a la hija del achisinagogo (cf. Mc 5,37 ss; Lc 8,51), para mostrar- les la gloria de su transfiguración, y a la oración en el huerto antes de su pasión (cf. Mt 26,27; Mc 14,33). Esto es lo que quiere Dios: que meditemos nuestras postrimerías, la pasión de Cristo, la gloria de Cristo. Así obró constantemente la Santísima Virgen. Sin embargo, también el diablo busca posesionarse de estas potencias, pero no para llevarlas hacia arriba al monte excelso , sino hacia abajo, al amor de las cosas temporales, para que sólo de ellas nos recordemos, para que sólo tratemos de conocerlas lo mejor LA VIRGEN MARÍA EN TRES SERMONES DE SAN LORENZO DE BRINDIS 377 16 ‘Jacob’, nombre originario hebreo ( ya’aqob ) del español ‘Santiago’, significaría “el que agarra por el talón ( ‘aqeb ) o el que suplanta a otro: Le fue impuesto ese nombre al hijo de Rebeca, gemelo de Esaú, que agarró a éste por el talón al nacer. Cf. Gén 25,26. Dict. de la Bible , III, p.2ª, col. 1061.

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