NG200502003

nos lleva, a su vez, a una consideración estimativa de la realidad, al mundo no sólo de los valores (Wittgenstein), sino de los fundamen- tos de los mismos. La filosofía tiene este objetivo, aunque no sea capaz de alcanzarlo o, mejor, de abarcarlo en su totalidad. Como señala J. M. Mardones a partir del pensamiento de Jaspers, el saber de la ciencia no es un saber sobre la realidad, sobre las cosas, “sino de la «esencia entera del hombre» o «de la totalidad del ser»” 18 . La reflexión filosófica nace de una experiencia personal sobre el qué, el sentido, de la realidad que efectúa una reflexión racional que es capaz de analizar, racionalizar, concluir y proponer. Y ello desde un método que se presenta como nacido y orientado a dicha refle- xión racional. Pero ambos ámbitos se relacionan, pues cabe otra pre- gunta al hablar de la filosofía y el significado de la reflexión racional, sobre qué implica y es dicha racionalidad. Cómo entendamos la fun- ción racional nos lleva a utilizar uno u otro método y matizar los conceptos. Ello influye en el modo de realizar el análisis, en la fun- ción racionalizadora e, inevitablemente, afecta a las conclusiones y a las propuestas. A esto se suma, también, que el objeto de especula- ción se implica en el propio quehacer reflexivo filosófico. No es lo mismo hacer filosofía sobre el hecho natural o el dato empírico que sobre el hecho religioso, que en sí mismo exige a la propia filosofía. Utilizando la expresión de E. Trías, la filosofía se sitúa en una posición de “límite” 19 . El ser humano no sólo interpreta el entorno, sino que de modo simbólico 20 lo interpreta y se comprende a sí mismo 21 . La 338 MANUEL LÁZARO PULIDO misma en cuanto que excava y ahonda en el terreno religioso como dimensión constitutiva del hombre” (J. FERRATER MORA, La filosofía en el mundo de hoy (Madrid 1959) 186). 18 Cf. J. M. MARDONES, La religión en el pensamiento español , en Revista portu- guesa de filosofia 60 (2004) 897. Cf. K. JASPERS, La Filosofía (México 11 1991) 8ss. 19 Una expresión feliz que no implica en nuestro pensamiento su reflexión desde un misticismo estético de la realidad religiosa A. REVILLA, A vueltas con lo religioso. Un diálogo teológico con J. Sádaba, F. Savater, Victoria Camps, Eugenio Trías (Salamanca 2001) 424 ss. 20 Con toda su implicación del sujeto-objeto como implicación (A. ORTIZ OSÉS, La imaginación simbólica (Barcelona 1993)) y con su vocación de reunión (J. CHEVA- LIER, Introducción , en ID. y A. GHEERBRANT, Diccionario de los símbolos (Barcelona 1991) 17). Cf. J. M. MARDONES, La vía del símbolo. La dimensión simbólica de la religión (Santander 2003). 21 E. TRÍAS, Ciudad sobre ciudad (Barcelona 2001) 124. Sobre la idea de límite en al filosofía una obra de Trías: Lógica del límite (Barcelona 1981). Cf. A. COMÍN, La uni- dad perdida del ser y el pensar. Sobre “La razón fronteriza de E. Trías” (Barcelona 2000).

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