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de conectar con la dimensión divina de la realidad y, a la vez, existe una inhibición de reflexiones sobre Dios 87 . Realizar este camino trazado sobre Dios como objeto de estu- dio de la filosofía de la religión, no impide un enjuiciamiento axio- lógico de las diferentes manifestaciones religiosas sobre lo divino y el Dios único. No se pide neutralidad en las conclusiones, sino rigor en el estudio y honestidad. Para terminar señalo las siguientes pala- bras de J. Gómez Caffarena: “Acerca de Dios caben dos discursos, que no difieren tanto por aquello último (semántico) a que apuntan cuanto por sus contextos pragmáticos. Hay un discurso interno a la comunidad creyente como tal –su «juego de lenguaje» peculiar, en la denominación de Wittgenstein– y otro neutral, en el que por princi- pio pueden coincidir creyentes y no creyentes. Convengamos en denominarlos, respectivamente, «teología» y «filosofía»” 88 . Diferenciar los planos de partida no significa arribar a un relativismo religioso (no cabe el “lúcido relativismo” 89 sin renuncia), sino que implica una neutralidad de partida que ayuda a realizar un moderno y rico diálogo interreligioso en un mundo globalizado y multicultural, en aras a fomentar la comunión y la interculturalidad a la que se nos llama a todos, y en especial, a los católicos conscientes que la fuerza de nuestra experiencia religiosa se revela en su importancia a través de la reflexión y búsqueda del sentido y la verdad. M ANUEL L ÁZARO P ULIDO Instituto Teológico de Cáceres 358 MANUEL LÁZARO PULIDO 87 CONVERSATIONS INTER-RELIGIEUSES, Tome 2: Le divin et Dieu. L’humain et Dieu (Lyon 1999). 88 J. GÓMEZ CAFFARENA, Dios en filosofía de la religión , en J. MARTÍN VELASCO, F. SAVATER e ID., O. c. , 60. 89 M. FRAIJÓ, A vueltas con la religión (Estella 1998) 270. Esta posición relativista se presenta también como “pluralismo religioso”. Un representante destacado es el pensa- miento del presbiteriano J. Hick. El punto de partida de este autor es, a la vez, acertado y desacertado. Es acertado, a mi juicio, el afirmar que el punto de partida de la filosofía de la religión es el análisis de los conceptos y elementos que nos proporcionan otras religiones además del cristianismo (“Until recently the philosophy of religion, as practiced in the West, has meant the philosophy of the Christian religion and has concentrated primarily on the Christian (or the Judeo-Christian) concept of God... There is the philosophical analysis of non-Christian, including non-monotheistic, religious concepts”); pero desacertado el afirmar una hipótesis de la paridad en el descubrimiento de la verdad como punto de par- tida. J. HICK, , en PH. L. QUINN y CH. TALIAFERRO (eds.), A Companion to Philosophy of Religion (Oxford 1997) 607-614. Cf. ID. An interpretation of Religion (London 1989).

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