NG200502003

Pero, pese a este matiz, es cierto que el ámbito de lo sagrado nos sirve como criterio metodológico y experiencial. Para Juan Mar- tín Velasco “«lo sagrado» constituye la categoría fundamental para la interpretación de los fenómenos que la historia presenta como reli- giosos, es decir, para las diferentes religiones. Lo sagrado designa el ámbito de la realidad en que se inscriben todos esos fenómenos, el mundo vital que representan, mundo que comporta, por una parte, una peculiar forma intencionalidad humana, del modo de referirse el hombre a la realidad, y, por otra la correspondiente forma de aparecer la realidad vivida como correlato de esa intención” 32 . La categoría de “lo sagrado” no es incompatible con la que nosotros entendemos más acorde con la vivencia de la filosofía; aquello que hace el filósofo expresando la vivencia del hombre que confiere sentido a la realidad que vive y categoriza: lo “ numinoso ” en cuanto la vivencia y experiencia de lo sagrado por el hombre, llamada a ser cumplida como tal, y ofrecida a ser entendida y significada por la filosofía que se hace filosofía de la religión. De este modo, el ámbito de la religión intenta superar la dialéctica intelectual que difícil- mente se vive en la práctica de sujeto y objeto. El objeto de la filo- sofía de la religión no se revela contra la misma, ni se resiste a surgir como opinaba P. Tillich o W. Trillhaas 33 , si entendemos esta expe- riencia vital, limítrofe con todas sus características, como una expe- riencia de encuentro (más allá del propio concepto numinoso de R. Otto, de quien tomamos el nombre) 34 . ¿”DIOS” COMO OBJETO DE ESTUDIO DE LA FILOSOFÍA DE LA RELIGIÓN? 343 «publico» del saber científico y el «privado» de la religión o fe en Dios. Pero la insistencia en la «privatización de la religión como saber» tiene su peligro y su rastro positivista y des- calificador. Por la misma razón habría que insistir, no tanto en el carácter privado, íntimo, subjetivo de la religión y en el objetivo, universal de la ciencia, sino en el tipo cualitativa- mente diferente de saber” (J. M. MARDONES, O.c. , 896-897). 32 J. MARTÍN VELASCO, O. c. , 10-11. 33 Cf. P. TILLICH, Filosofía de la Religión (Buenos Aires 1973); W. TRILLHAAS, Religionphilosophi e (Berlín-New York 1972). 34 “A este fin forjo, desde luego, un neologismo: lo numinoso (pues si de omen se forma ominoso y de lumen , luminoso , también es lícito hace con numen , numinoso ); y hablo de una categoría peculiar, lo numinoso , explicativa y valorativa, y de una disposi- ción o temple numinoso del ánimo, que sobreviene siempre que aquélla se aplica. Pero como es enteramente sui generis , no se puede definir en sentido estricto, como ocurre con todo elemento simple, con todo dato primario; sólo cabe dilucidarla (...) sólo puede suscitarse, sugerirse, despertarse, como en definitiva ocurre con cuanto procede del espí- ritu” (R. OTTO, Lo santo. Lo racional y lo irracional en la idea de Dios (Madrid 2 1968) 18.

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