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especialmente en lo referente al Rey y a la Iglesia, puesto que son los dos argumentos que más pudieran respaldar la opinión de aque- llos que quieren aceptar la validez “de alguna manera”. Moirans no se detiene en hacer un ataque del lenguaje, como sí hiciera Jaca 104 , sólo va al contenido de las mismas 105 . Considera él que no se trata únicamente del deber de vasallaje que obliga a seguir los ejemplos y mandatos de los reyes y los ecle- siásticos, sino de la obligatoriedad de perseguir aquellos ejemplos que realmente responden a la justicia y a la ley de Dios. De esta manera, el vasallo no ha de seguir “el ejemplo del Rey si no es, de hecho, bueno y conforme a la ley de Dios” 106 , de otra manera, Aven- daño estaría justificando a que los súbditos siguieran también el ejemplo de sus soberanos respecto a los pecados cometidos por éstos. Entiende, al mismo tiempo, que se equivocan los obispos cuando “tienen por cierto el derecho de los amos” 107 y también cuando actúan contra los esclavos. Ante las dificultades que esto le pudiera acarrear, busca una salida bastante airosa recurriendo a una sutileza del derecho, deduciendo que, “cuando proceden en contra de los esclavos. Pero cuando proceden contra los que roban escla- vos, hacen bien, porque es digno de muerte quien rapta a un hom- bre, como se dice en el Éxodo: Quien rapta a un hombre y lo vende convicto de la pena, que muera (Ex 21,17)” 108 . Otro argumento utilizado con gran acierto es el del ingenio, juzgando él que muchos bozales se entorpecen en razón del trabajo a que son sometidos, siendo más inteligentes en ciencia y prudencia que sus amos. Curiosamente este argumento lo ataca utilizando al que ha sido el padre del mismo, Aristóteles, de tal suerte que hom- bres con tanto ingenio no pueden estar lícitamente sometidos a indi- DOCTRINA ANTIESCLAVISTA DE EPIFANIO DE MOIRANS... 315 104 Francisco José de Jaca se detuvo a atacar rigurosamente, lo que él consideraba nefasta argumentación de Diego de Avendaño que, mediante un adverbio, daba entrada a la esclavitud entre los cristianos. Con un simple aliqualiter [ de alguna manera ], quedaba la puerta abierta. Cfr. Francisco José DE JACA, Resolución , nn. 55-61, 63-68. Por otra parte estos dos argumentos eran también en los que se había detenido con gran atención el capuchino aragonés. Cfr. Resolución , n. 20, 36. 105 Cfr. Servi liberi , nn. 113-119. 106 Ibid ., n. 115. 107 Ibid ., n. 116. 108 Ibid .

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