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muerte, entraron en el mundo. Y así como todos nacemos en el pecado de Adán, así también nacemos hijos de la ira, siervos del diablo y del pecado y sometidos a la muerte hasta que, regenerados en Cristo, seamos liberados de la esclavitud del pecado y del diablo, nos hagamos siervos de Dios y de la justicia y libres con la libertad de los hijos de Dios” 21 . De esta manera, entiende que pecan contra el derecho natural aquellos que se dedican a esclavizar, tanto a hombres inocentes como en razón de alguna forma de autoridad 22 . La misma esclavitud es entendida por él como muerte civil, por lo que no es justificable “por autoridad privada coger y hacer esclavo a un reo ni nunca es lícito por autoridad privada hacer esclavo a un inocente; pues cada uno es libre por derecho natural y tiene derecho a su libertad, de la que no se le puede privar sin pecado” 23 . La idea la completará más adelante cuando afirma que “pues la esclavitud es para la muerte como la libertad para la vida” 24 . La conclusión que él mismo deduce del discurso es que, pecan tanto los que esclavizan como los que los compran. La razón de estos abusos se encuentra en la cadena de actuaciones, donde unos atropellan los derechos de los otros, obteniendo significativos bene- ficios en las transacciones. La conclusión, amén de que será mejor perfilada más adelante, sostiene que “ningún comprador y vendedor de negros de África puede ser excusado de trasgresión del derecho natural por la costumbre y el uso recibido” 25 . Llegado a este punto, se detiene en responder a las mismas afirmaciones y motivaciones que van proponiendo los diversos títu- los, anulando la validez de cada una de las mismas. Su conclusión será rotunda y firme, mostrando una clara forma jurídica y moral: “Por tanto, todos los que compran, venden, poseen negros de África como esclavos sin títulos verificados y justificados de justa escla- vitud, pecan contra el derecho natural; y ninguna costumbre o uso, que hay que llamar abuso o corruptela, prevalecen en contra, porque tienen siempre derecho natural a su libertad y la posesión está de parte de su libertad. La posesión, por consiguiente, de todos sus hijos 292 MIGUEL ANXO PENA 21 Ibid ., n. 27. 22 Cfr. Ibid ., n. 28. 23 Ibid ., n. 29. 24 Ibid ., n. 31. 25 Ibid ., n. 32.

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