NG200502001

algunos de los puntos reseñados por la prensa. En primer lugar, sobre la inexistencia de un Pacto de Estado. Es penoso comprobar que, después de proclamar a los cuatro vientos su talante dialogal, el Ministerio (el Gobierno) no haya podido (o no haya querido) lle- gar a un pacto de Estado sobre la educación con las fuerzas sociales, sindicales y políticas de la nación, pacto que hubiese sido un aval o una garantía de permanencia de la futura ley, prefigurada en el Anteproyecto que se entregó al Consejo. En los últimos meses de 2004 y primeros de 2005 se han multiplicado los intentos para llegar a un Pacto social por la Educación. No ha sido posible alcanzar esta meta. ¿Los intentos eran sinceros? ¿Reflejaban una seria voluntad de acercar puntos de vista a fin de alcanzar acuerdos más o menos amplios que cuajasen al fin en la elaboración de un Pacto aceptado por las partes en conflicto? ¿O las posturas ideológicas pesaron más que las razones esgrimidas en la tarea de buscar el bien común en materia educativa? Creo que, en realidad, no hubo en algunos de los grupos implicados auténtica voluntad de llegar a un Pacto social. Y lo preocupante es que las diferentes posturas siguen encontradas. Los enfrentamientos se hacen patentes periódicamente y se produ- cen en ocasiones con una virulencia a la que no estábamos acos- tumbrados. Si el Gobierno, después del informe del Consejo de Estado, no retira el actual Anteproyecto, y éste, tras los retoques que pueda sufrir en el Parlamento español, llega a convertirse en ley, el sector educativo de España quedará a la deriva; y no es difícil pronosticar que, cuando las circunstancias lo permitan, se presentará por otro Gobierno democráticamente constituido, otro Anteproyecto que sea el germen u origen de una nueva ley orgánica de educación. Y así, sucesivamente. Esto va a ser el cuento de nunca acabar. El principal partido de la oposición, tras conocer el informe, lo ha tildado de “demoledor”; y ha propuesto que se inicie un nuevo proceso que abra las puertas a una ley de educación aceptable para la sociedad española 61 . Me resisto a admitir que nuestro destino sea seguir dándonos garrotazos o, al menos, propinándonos patadas en la espinilla. Y que una de sus ramificaciones sea impulsar la elaboración de leyes ¿FILOSOFÍA EN LA EDUCACIÓN SECUNDARIA ESPAÑOLA? 275 61 Cf. ABC, 16 de julio de 2005.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz