NG200502001

¿No estará llamada la Educación para la Ciudadanía a ser el cauce de una indoctrinación, de signo contrario, pero indoctrinación o adoctrinamiento, al fin y al cabo, similar al que se daba en la For- mación del Espíritu Nacional, o al que se da, según los apóstoles del laicismo militante, en la enseñanza de la Religión confesional? ¿No estaremos ante otro patético intento de intoxicación con los ideales del nacional-laicismo? La Educación para la Ciudadanía ¿va a ser un sucedáneo de la Filosofía? Parece que algunos creen preferible for- mar gentes disciplinadas, dóciles, fáciles de adoctrinar, a formar per- sonas con capacidad de pensar, de reflexionar, de tomar decisiones por sí mismas. El Dr. A. Arteta, Catedrático de Filosofía Moral y Política en la Universidad del País Vasco, obsequia al Dr. Peces-Barba con unas breves aclaraciones, impregnadas de un fino tono zumbón. Dice, por ejemplo: “¿Por qué confinarla [la Educación para Ciudadanía] en unos pocos cursos de Bachillerato, con la falta que hace en las escuelas de magisterio y en unas cuantas facultades universitarias? ¿Y no será excesiva limitación que los profesores encargados de impartir la asignatura hayan de ser ‘especialmente juristas, pero también politólogos, historiadores’ y otros? Semejante orden de preferencia acaso se deba a que, según el doctor Peces-Barba, “ahora sólo reciben esa formación en la Universidad los estudiantes de Dere- cho, de Ciencias Políticas y en algún caso de humanidades’. Hom- bre, señor rector, tampoco es eso: la única licenciatura en que tanto Ética como Filosofía Política figuran hoy como materias troncales […] es la de Filosofía. Seremos menos sabios que los docentes de otras Facultades, pero la Ley nos encomienda esa enseñanza a nosotros. Tampoco es de extrañar. A fin de cuentas, estamos de acuerdo en que el programa de una ética pública ha de empezar ‘por su raíz moral última, que es la idea de dignidad humana’. Lo que significa, me merece, que primero vendrá el punto de vista de la legitimidad y sólo después el de la legalidad ; que el estudio de qué sea la justicia y qué la democracia habrá de preceder al de sus plasmaciones particulares en nuestro derecho y en nuestro Gobierno” 46 . ¿FILOSOFÍA EN LA EDUCACIÓN SECUNDARIA ESPAÑOLA? 263 46 A. ARTETA, en El País , 26 de noviembre de 2004.

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