NG200501004

sublime, como el respeto moral presenta también lo sublime: apa- rece lo digno de la adoración, de la única y posible adoración que escapa de cualquier chantaje afectivo. Hablamos del verdadero sen- timiento que concentra estética, ética y religión: “Si la moral reco- noce en la santidad de su ley un objeto del máximo respeto, entonces ella se ubica en el plano de la religión, la causa más excelsa que rea- lizan esas leyes, un objeto de adoración , y la moral aparece así en su propia majestad” 30 . Kant recoge la contraposición burkiana apos- tando por el miedo, lo que causa respeto en el espectador como sublime. Esta apertura lo conecta con el respeto moral, en oposición a la consideración de Burke: “al bien, juzgado estéticamente, se le debe representar no tanto como bello cuanto como sublime, de modo que suscite más el sentimiento de respeto (que desprecia fascina- ción), que no el amor y la confianza, pues la naturaleza humana no concuerda por sí misma con el bien, sino más bien a través de la violencia que la razón ejerce sobre la sensibilidad” 31 . De lo que venimos diciendo confirmamos la subjetividad del pensamiento kantiano. Ni lo sublime, ni tampoco lo bello, son pre- dicados del objeto sino que despiertan en el sujeto pensante senti- mientos que le lleva a representarlos. Lo sublime que expresa la ten- sión entre sentimiento y razón no lleva tanto a reflejar el objeto propio, como, por ejemplo lo realiza la imitación y la mímesis . En este sentido, entendemos la simbólica kantiana como representación que nos acerca a lo sublime en una tensión subjetiva: el genio rem- plaza al objeto representado. Donde no llega la razón llega el genio despertado por el acto sublime dado en la naturaleza. Aquí se libera la tensión entre sentimiento y razón: el genio produce ante lo sublime ideas estéticas, representaciones de la imaginación, que no son ideas de la Razón, pero que son ideas pues desbordan nuestro conocimiento conceptual 32 . DISTINTOS TRATAMIENTOS DE LA SIMBÓLICA EN LA FILOSOFÍA… 185 30 RGV. , Ak , VI , 6-7. 31 KU ., Ak , V, 270. 32 Esto es así pues el símbolo, como dice Villacañas siguiendo la definición Kant ( KU. , Ak. , 351) “siempre hace referencia a la interpretación de una dimensión intelectual según una analogía sensible, por la cual ésta obtiene una referencia y un significado indirecto” (J. L. VILLACAÑAS, Naturaleza y razón. Kant filósofo del clasi- cismo , en AA. VV., Estudios sobre la «Crítica del Juicio» (Madrid 1990) 52).

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