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quía. Lo que parece querer entrar con fuerza en la Iglesia es la tira- nía del consenso. Este fenómeno, producto del relativismo cultural dominante, va acompañado, en lo que atañe a la Iglesia, de una voluntad de coacción para que sea lo que no es; curiosamente, aquellos que luchan contra el autoritarismo que -según ellos- está presente en la Iglesia, pretenden imponer su postura del mismo modo que critican en otros, es decir, autoritariamente. Quieren imponer la democracia en la Iglesia. Pero, con toda seguridad, si se celebrara un referéndum acerca del modelo de Iglesia que desean los fieles, saldría elegido el que lleva funcionando ya dos mil años. Y atención frente a las voces que pretenden crear una oposi- ción artificial entre la jerarquía y los fieles laicos —olvidando que también la jerarquía es en sí misma carismática , por tener su origen en Cristo y ser trasmitida por tradición apostólica—. A este respecto el Santo Padre Juan Pablo II, en la audiencia a los miembros de la Congregación para el Clero, refiriéndose a los Consejos pastorales y parroquiales, ha señalado que tales “estructuras deben ser actualiza- das en sus acciones y en sus estatutos, salvaguardando siempre una relación equilibrada entre el papel de los laicos y el que propia- mente compete al ordinario diocesano o al párroco. Los legítimos pastores, en el ejercicio de su oficio, no deben ser considerados nunca como simples ejecutores de decisiones que se derivan de opi- niones surgidas por mayoría en la asamblea eclesial. La estructura de la Iglesia no puede ser concebida siguiendo modelos políticos simplemente humanos. Su constitución jerárquica se fundamenta en la voluntad de Cristo y, como tal, forma parte del depósito de la fe , que debe ser conservado y transmitido íntegramente a través de los siglos” 9 . Una actuación democrática de la Iglesia renovada y actuali- zada, pudiera consistir en la vivencia del sentido sobrenatural de la fe que habla del Espíritu Santo asistiendo a todo el Pueblo de Dios y, en la vida consagrada, la visión que pusiera de relieve que el carisma es participado, vivido, dialogado y regulado por todos. Rea- lidades ciertamente democráticas que están necesitadas de ser y quedar expresadas con formulaciones teológico- jurídicas nuevas 142 SATURNINO ARA 9 Cf. Sobre los Consejos Pastorales diocesanos y parroquiales , en ALFA Y OMEGA , Seminario Católico de información , n° 387 / 28-I-2004, 26

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