NG200501003

Constatamos, sin optimismo irrealista, el dato positivo de la inculturación de y con los nuevos tiempos por parte de los compo- nentes de la Iglesia Católica que hacen suyo el cambio real que rea- lizaron los países de antigua tradición cristiana, cuando pasaron de un modo a otro de gobierno, del monárquico al republicano, y lograron la introducción del sistema democrático en esos tan diver- sos sistemas. A unos podrá sonar a triunfalismo, a otros a actitud tradiciona- lista, a tantos, la masa desinformada sobre los valores de la Iglesia y de la vida consagrada, a extraña defensa a ultranza, la afirmación de que la Iglesia ha sido la primera institución que ha introducido el sistema de votos y no sólo en los monasterios , de forma plena y ya antes de la Edad Media, sino la que también ha mimado el principio que habla de que lo que afecta a todos y cada uno, debe ser apro- bado por todos. Conflictos los ha habido siempre y los hay en la Iglesia. Con- flictos o confrontaciones que, ya a partir del primer Concilio de Jerusalén, se han resuelto con diálogo, el propio del Pueblo de Dios, y con una visión que no se reduce únicamente a la valoración de las decisiones de la Jerarquía ni tampoco a la contractual o aso- ciativa, sino a aquella que pone su consistencia en la intervención de todo el Pueblo Dios a quien asiste el mismo Espíritu. Democracia no es, pues, igual a “ley del número”, la cual hizo posible que Hitler fuera elegido canciller. Muchos países democráti- cos están encontrando los medios y modos de poner obstáculos a la “ley del número”, para que no se puedan contravenir las reglas fun- damentales. Es el caso de las democracias que se constituyen sin la base de aquellos valores permanentes y sin los cuales la misma democracia pierde su sentido. La Iglesia encuentra en su constitu- ción dogmática la mejor defensa ante la “ley del número”. Garantía o defensa que los estados creen haber encontrado en sus Tribunales de Apelación y en sus Consejos de Estado ante los que se recurre. Como institución, la Iglesia desde siempre ha tratado al ser humano como sujeto y no como objeto. Por lo que apenas cabe una democratización en algo que ya venía haciéndose tan “democrática- mente” desde siempre. Pudiera caber una mayor apertura en el campo del voto consultivo previo a las intervenciones de la jerar- LAS NOCIONES DE LEY, IGUALDAD Y LIBERTAD EN LA LEGISLACIÓN… 141

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