NG200501003
jerarquías percibidas como naturales. Y es verdad que el espíritu democrático sólo se comprende, en su génesis y en su desarrollo, en el interior de este fenómeno de inversión radical. El grupo social asignaba su lugar y su papel al individuo, que, gracias a ello, se beneficiaba de fuertes solidaridades tradicionales y se encontraba tan protegido como aprisionado por ellas. El indivi- duo se sabía —y el mensaje evangélico nunca había cesado de pro- clamarlo— una persona ante Dios. No por ello dejaba de ser, en la arquitectura social, en principio y ante todo un elemento en una totalidad. El dominio social y, a través de él, tanto en el occidente cristiano como en otras tradiciones culturales, el dominio de la reli- gión, eran ejercidos sobre sus comportamientos hasta el punto de modelarlos íntimamente y, cuando era preciso, de reprimir casi automáticamente los errores y las desviaciones. El hecho es que, a medida que lo que se ha convenido en llamar la “modernidad” avanza, el dominio se relaja y el individuo se con- vierte , en sí mismo, en la primera y determinante referencia. Él es quien, en principio, es el centro de la decisión. A él le corresponde encontrar su sitio, elegir su lugar de pertenencia y poco a poco aumentar su capacidad de intervención en su propia vida...” 6 La conclusión a la que nos puede llevar esta constatación es la del reconocimiento del paso dado de un tipo de sociedad a otra, de una sociedad considerada holística (donde lo primero que cuenta es el conjunto) a una sociedad individualista (donde lo primero que cuenta es el individuo). “Lo que hace evidente que la democracia, más que cuestión de disposiciones institucionales, es cuestión de cul- tura y de modo de vida. En una sociedad dada, la democracia pro- gresa con la conciencia de la responsabilidad de uno mismo y de aquellos cuya existencia compartimos. Esta conciencia es la misma que percibe en cada individuo un sujeto llamado a ser actor de su propio devenir y del devenir de aquellos a quienes está ligado” 7 . “Existe una especie de ley interna del desarrollo del espíritu democrático que consiste en dejar al individuo el máximo de capaci- dad de opción. Pero la historia muestra que esta ley no siempre va en LAS NOCIONES DE LEY, IGUALDAD Y LIBERTAD EN LA LEGISLACIÓN… 139 6 Ib ., 9-10 7 Ib., 11
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