NG200501003

por asimilar la ciudad santa a la organización secular, la ha conver- tido en posesión de poder. Es aplicable a la estructuración de la Iglesia la noción de democracia que, hablando de voluntad general, viene a decirnos que el pensar de la mayoría, correctamente for- mado y expresado, puede y debe constituirse en la norma de con- ducta de todo grupo humano, llámese Iglesia o Sociedad. No cabe duda que la democracia es una categoría de organiza- ción social aplicable a la Iglesia y a la vida consagrada, sistema orga- nizativo que ha sido realidad patrimonial gozada desde los orígenes del cristianismo y expresión de una ciudadanía que se siente res- ponsable del bien común del grupo y que se manifiesta sensible ante las virtudes, valores y derechos del individuo, del hombre, hijo de Dios y seguidor del camino señalado por Cristo para la construc- ción de un mundo de justicia y paz, y con esta forma de “lucha” y superación ganarse el destino eterno. La eclesiología, tanto la antigua como la más moderna, nos viene destacando la idea de que el Espíritu actúa en y a través de todos los fieles y que consiguientemente, es necesario encontrar y dar con la formas correctas de regulación de los cauces por los que este Espíritu que sopla donde quiere y como quiere y se hace pre- sente en todos los fieles, pueda darse a conocer y manifestar a la hora de gobernar y animar la vida individual y colectiva de quienes constituimos la Iglesia y la vida consagrada. Soy consciente que la propuesta de una actuación democrática de y en la Iglesia puede, rápidamente, levantar sospechas, acostum- brados como estamos a entender por democracia el poder del pue- blo, cuando la democracia y, de modo particular, en la Iglesia la concebimos y presentamos como una actuación dinámica y respon- sable de todos los fieles en la resolución de tantas cuestiones y tam- bién en la designación de las personas que prestan los servicios eclesiales. Democrática fue la intervención de los fieles en el nom- bramiento de los Obispos y ya desde un primer cristianismo. Actua- ción que, al cesar de ser ejercida por el pueblo, por los fieles, y pasar a ser función de emperadores, reyes y familias nobles, dejo de ser popular-democrática, constituyéndose en un actuación totalita- ria. De ahí que la jerarquía hubiera intervenido y abocado a sí unas actuaciones que se atribuían ciertas minorías. LAS NOCIONES DE LEY, IGUALDAD Y LIBERTAD EN LA LEGISLACIÓN… 171

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