NG200501003

entre obediencia y libertad. En efecto, la actitud de Hijo desvela el misterio de la libertad humana como camino de obediencia a la voluntad del Padre, y el misterio de la obediencia como camino para lograr progresivamente la verdadera libertad, Esto es lo que quiere expresar la persona consagrada de manera específica con este voto, con el cual pretende atestiguar la conciencia de una relación de filiación, que desea asumir la voluntad paterna como alimento coti- diano (cf. Jn 4,34), como su roca, su alegría, su escudo y baluarte (cf. Sal. 18/17, 3). Demuestra así que crece en la plena verdad de sí misma permaneciendo unida a la fuente de la existencia y ofre- ciendo el mensaje consolador: “Mucha es la paz de los que aman tu ley, no hay tropiezo para ellos” ( Sal. 119/118, 165). 92. Este testimonio de las personas consagradas tiene un signifi- cado particular en la vida religiosa por la dimensión comunitaria que la caracteriza. La vida fraterna es el lugar privilegiado para dis- cernir y acoger la voluntad de Dios y caminar juntos en unión de espíritu y de corazón, La obediencia, vivificada por la caridad, une a los miembros de un Instituto en un mismo testimonio y en una misma misión, aun respetando la propia individualidad y la diversi- dad de dones. En la fraternidad animada por el Espíritu, cada uno entabla con el otro un diálogo preciso para descubrir la voluntad del Padre, y todos conocen en quien preside la expresión de la paterni- dad de Dios y el ejercicio de la autoridad recibida de Él, al servicio del discernimiento y de la comunión. La vida de comunidad es además, de modo particular, signo, ante la Iglesia y la sociedad, del vínculo que surge de la misma lla- mada y de la voluntad común de obedecerla, por encima de cual- quier diversidad de raza y de origen, de lengua y de cultura. Contra el espíritu de discordia y división, la autoridad y la obediencia bri- llan como un signo de la única paternidad que procede de Dios, de la fraternidad nacida del Espíritu, de la libertad interior de quien se fía de Dios a pesar de los límites humanos de los que lo representan. Mediante esta obediencia, asumida por algunos como regla de vida, se experimenta y anuncia en favor de todos la bienaventuranza pro- metida por Jesús a “ los que oyen la Palabra de Dios y la guardan” (Lc 11, 28). Además, quien obedece tiene la garantía de estar en misión, siguiendo al Señor y no buscando los propios deseos o expec- tativas. Así es posible sentirse guiados por el Espíritu del Señor y soste- LAS NOCIONES DE LEY, IGUALDAD Y LIBERTAD EN LA LEGISLACIÓN… 169

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