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3. LA LIBERTAD Donde no hay ley no hay libertad, decía Locke. Lema que tan mal puede sonar a las mentes de aquellos consagrados, aferrados a las expresiones culturales de san Pablo quien pide la libertad frente a la ley y quien en realidad viene a coincidir con Locke o éste con san Pablo. El apóstol dice que el espíritu no necesita de la ley, por- que se siente dotado de aquella libertad que le empuja a dar más de lo que la ley pide y así aparece y es libre ante las exigencias de la misma, a las que supera. Locke y con éste la democracia nos dicen que únicamente el demócrata sabe vivir con aquella libertad, la que le permite aceptar la ley y sus dictados, vistos como instrumento regulador del servicio y sumisión que es necesario prestar para con- seguir el bien de los demás. “ ¿Es el hombre verdaderamente un agente libre?,¿está dotado, verdaderamente de libre albedrío? Es la pregunta que atraviesa toda la teología y la ética cristianas. Y, ¿cuál es la naturaleza última, la esencia de la libertad? Para Spinoza, la libertad era la perfecta racionalidad; para Leibniz, la espontaneidad de la inteligencia; para Croce, la expansión perenne de la vida. Y la mayor parte de la reflexión moral moderna concibe la libertad como autorrealización, como incesante expansión y expresión del yo” 18 . Seguidamente nos advierte Sartori que es necesario distinguir entre a) libertad interior y libertad de querer, por una lado, y b) libertad exterior y libertad de hacer, por otro. Hace notar que en filosofía y ética nos ocupamos de la primera; en política de la segunda. Lo que quiere decir que la libertad política no es ni una libertad metafísica, ni última ni omnímoda; es una libertad empírica, específica y práctica. Esta libertad política hace relación a los ciuda- danos y busca evitar que un estado prive a sus súbditos de cualquier libertad. De aquí el por qué la libertad política asume una caracteriza- ción que es llamada”negativa”, aunque sería mejor llamarla protec- tora. La libertad política es la libertad de los más débiles, por tanto se trata de una libertad defensiva. Se comprende que una libertad 164 SATURNINO ARA 18 G. SARTORI, ¿Qué es la democracia?, O. c., 217.

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