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subespecie junto a aristocracia y monarquía y “el gobierno democrá- tico conviene a los Estados pequeños, la aristocracia a los medianos y la monarquía a los grandes” ( Ib., III, 4 ). Y en el capítulo dedicado a la democracia, Rousseau advierte que la democracia es dificilí- sima y que “no hay gobierno tan expuesto a guerras civiles y agita- ciones intestinas como el gobierno democrático y popular” (Ib., III, 4) . Entonces, el tema de Rousseau no era, de ningún modo, la democra- cia; era el contrato social” 14 . Se hace necesario comprender bien lo que Rousseau entendía por “Pueblo”, cuando distingue entre pueblo y populacho. Para él, el pueblo son únicamente los “ciudadanos”. Se hace necesario tam- bién comprender lo que para él suponía la voluntad general, a saber, la voz del derecho natural, ley de la razón, expresada por los ciudadanos o patriotas y no por el populacho. Han pasado más de dos siglos desde aquel final del XVIII, en el que, como consecuencia de una presentación evolutiva del con- cepto de la ley, se produce la reacción de la Revolución francesa. Dos siglos de evolución también, durante los cuales la Iglesia se enfrenta a la sociedad que elabora sus programas de organización social y económica en base a unas teorías liberales y socialistas, jugando con los riesgos del capitalismo salvaje y del comunismo, sufriendo y padeciendo los crímenes producto de las aberraciones de los totalitarismos hitleriano y stalinista y soñando con las luces y esperanzas ofrecidas por los sistemas democráticos en los que no faltan quienes se arriesgan a lanzar una definición de la democracia algo sorprendente: “La ley por encima de las leyes de la democra- cia”. Definición que, aplicada a la vida carismática del grupo consti- tuido por los miembros de un Instituto religioso, podría entenderse en el sentido de que las leyes, las Constituciones auténticamente democráticas son aquellas que respetan la voluntad verdaderamente comprometida con el ideal constituyente de la asociación carismá- tica. Nuestra pregunta, al querer aterrizar en algo concreto respecto a la ley en la vida consagrada de la era democrática, sería la 152 SATURNINO ARA 14 G. SARTORI, ¿Que es la democracia?, O. c., 229.

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