NG200501002

parte del todo, es alma, acto y perfección de esa parte. Para originar las cosas naturales, el alma del universo existe en la materia, dotán- dola de forma y vida; sin embargo, no hay conexión sino asociación entre el alma del universo y la materia. La materia se especifica por el alma del universo, y ésta recibe individuaciones de la materia, puesto que puede admitir infinitas especies. La forma es causa de especificación de la materia y la materia es causa de individuación de la forma. Y el intelecto universal, como facultad del alma del uni- verso, es el que proporciona las formas —que se hallan en poten- cia— a la materia, siendo intrínseco a ésta. El alma del universo, en cuanto substancia espiritual, carece de dimensiones y se encuentra de modo inmaterial en la materia. La forma infinita y absoluta se halla vinculada a la materia como sujeto, pero la participación de materia y forma es gradual, puesto que la relación entre ambas depende de la escala de la natu- raleza de los entes. La materia contiene, esencial e indefinidamente, las dimensiones que se determinan a través de distintas figuras que obedecen a la razón del devenir en las formas de la naturaleza. La unidad material individual, de acuerdo con un determinado hori- zonte esencial, genera múltiples formas 90 . Como la materia origina las dimensiones y las figuras intrínsecamente, éstas no le vienen dadas desde el exterior. En definitiva, hay una materia y forma infinitas, primeras y uni- versales, y una materia y forma finitas, múltiples y contractas. Mate- ria y forma se limitan mutuamente 91 . Materia y forma infinitas deben necesariamente asociarse, puesto que hay una simpatía universal inagotable que recorre todo el universo y por la que los cuerpos diferenciados simpatizan entre sí en un lugar indiferenciado e infi- nito, manifestando la infinita unidad. La materia infinita, potencia pasiva, posibilidad ilimitada de devenir en acto, sujeto de cualquier dimensión, recibe la forma individual del alma del universo, poten- cia activa o capacidad de generación. La materia infinita es la única que posee en sí la forma. Permanece la materia infinita, en la que cesan y se renuevan constantemente las formas, y permanece la LA MATERIA INFINITA EN LA ONTOLOGÍA DE BRUNO 121 90 Cf. G. BRUNO, Summa terminorum metaphysicorum , cit., I, 4, 105. 91 Cf. G. BRUNO, Lampas triginta statuarum , cit., III, 199; A. Guzzo, O. c. , 132, 140 y 146, notas 51-54, 88-89 y 121.

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