NG200501002
cuando la materia deja de ser en una forma para ser en otra 87 . Son las formas, y no la materia, las que cambian. La forma, desde el punto de vista substancial, es unidad y espe- cie perfecta; pero la forma se diferencia en la actualización de las potencias y en las jerarquías específicas de la generación del ente. La forma se distingue en la materia según las determinaciones acci- dentales que penden de la forma material, y según la escala y la dis- tribución de las propiedades activas y pasivas. La forma o el alma, el principio formal o el principio vital, es mutable e inmutable simultá- neamente, porque puede hallarse como todo (inmutable) en todo y en cualquier parte (mutable) del todo, y determina a y es determi- nada por la materia 88 . Las disposiciones de las formas y de la materia se correspon- den recíprocamente, y especifican el acto de vivificación único e idéntico para todo el universo; y las especificaciones y determina- ciones se significan por la materia que es su principio y que las abarca sin ser ninguna de ellas. Una idéntica forma se multiplica y cambia por innumerables individuos y una misma materia restituye infinitas formas. Materialmente, todas las cosas confluyen y son uni- dad, formalmente, las cosas se distinguen según el género, especies y números 89 . Desde el punto de vista de la materia, hay un principio específico, en virtud del cual el alma del universo asume la forma de una especie, y un principio individual, por el que el alma del universo admite la forma de un individuo. Pero el alma del universo como substancia, ni es especificada ni es individuada en su cone- xión con la materia a través de las especificaciones e individuacio- nes. Cuando posibilita un accidente, el alma del universo no es acci- dental. La parte (un cuerpo especificado e individuado) es distinta del todo (alma del universo sin especificar ni individuar). El alma del universo es, tanto en una parte del todo como en el todo, uní- voca e idéntica a sí misma, y se halla plenamente en cualquier parte del cosmos. En relación con el todo, el alma del universo es subs- tancia subsistente por sí e idéntica a sí misma; en relación con una 120 MONTSERRAT BARTOLOMÉ LUISES 87 Cf. G. BRUNO, De gli eroici furori , cit., 119-1120. 88 Cf. G. BRUNO, De la causa, principio e uno , cit., 180. 89 Cf. G. BRUNO, De imaginum compositione , cit., II, 3, liber I, 95; A. Guzzo, O. c. , 119-122, notas 199-202, 204-206, 210-211 y 213.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz