NG200501002

Pues el alma abandona el propio cuerpo en vida, pero el cuerpo ni siquiera puede abandonar el universo o si prefieres decir ser abandonado por un cuerpo universal; [el alma] después de abandonar un cuerpo simple o compuesto se dirigirá a un cuerpo compuesto o simple, o se anticipará a un cuerpo abando- nado por otro o se auxiliará por él. Así, pues, tiene un nexo indi- soluble con la materia universal —por la que reconoce cómo es su propia naturaleza—, en la que existe toda y continua, y en la que tiene una materia corpórea permanente 79 . Hay una forma o alma universal íntimamente unida a la materia infinita: ambas son constantes y permanentes y rigen la vicisitud del universo, que se halla integrada en múltiples formas, almas, ínsitas en innumerables cuerpos. Esta multiplicidad es efímera y cambiante; por el contrario, la forma y la materia universales son eternas e inmutables. Todas las formas del universo son producidas por el alma, de suerte que las formas seducen a la materia cósmica y se unen a ella, haciéndose partícipes de cualidades tales como la belleza 80 . Queda claro que lo que da vida y posibilidad de acción a cualquier tipo de materia es la forma o alma del universo, pero la materia entendida como causa final es la actualización de las infini- tas formas que la materia infinita y el alma universal complican en sí mismas. Las formas accidentales cambian y mueren, pero la totali- dad materia-forma subsiste por sí misma. La diversidad de formas está condicionada por las disposiciones de la materia correlativas a las especificaciones transitorias del alma del universo que, a su vez, es causa formal y final de dichas disposiciones. Las infinitas formas se distinguen entre sí en su actualidad, pero son unidad en Dios y en el universo. Las mutaciones y los accidentes acaecen en el dorso del universo, de la materia infinita, pero el universo es unidad plena LA MATERIA INFINITA EN LA ONTOLOGÍA DE BRUNO 115 79 G. BRUNO, De magia , cit., III, 414: “Anima enim corpus proprium in vita destituit, universum vero corpus ne quidem destituere potest, vel si mavis dicere ab universo corpore destitui; relinquens enim unum simplex seu compositum, in alte- rum seu compositum seu simplex deferetur, vel ab uno relicta corpore ab alio prae- venitur vel subvenitur. Itaque indissolubilem habet nexum ad universalem materiam; quapropter cum ipsius natura sit ubique tota et continua, ubique materiam corpo- ream consistentem agnoscit”. Cf. la traducción de I. Gómez de Liaño en O. c. , 243 y su interpretación en 255, nota 76. 80 Cf. G. BRUNO, De la causa, principio e uno , cit., 239.

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