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hace de sí mismo. Para conservar su vida, cada especie elige la manera de vivir más armónica con su corporeidad 76 . La producción inagotable del universo se debe al alma y a la vida que la materia posee en sí misma. La materia infinita y univer- sal, liberada de su identificación con lo corpóreo, se sitúa en el cen- tro del proceso vital y se transforma en el principio de comunica- ción entre lo sensible o corpóreo y lo inteligible o incorpóreo, entre potencia, acto, materia y forma, sin diluir sus diferencias inextingui- bles. Esta energía material infinita contiene en sí la vida o alma y genera una pluralidad inagotable de dimensiones, formas, indivi- duos y mundos innumerables. Esta pluralidad emana del seno infi- nito de la materia o vida universal. Ésta asciende a lo absoluto mediante su relación con lo incorpóreo y desciende a lo dimensio- nado por su lenguaje corpóreo. Tanto en el ascenso como en el des- censo, la coincidencia de materia y forma, de potencia y acto es la tendencia en el ser de las cosas inferiores 77 . El ser es uno. Toda dis- tinción y jerarquización desaparecen en el universo infinito, que es una totalidad homogénea generada del núcleo vital de la materia infinita. Si algo define la cosmología de Bruno es la unidad y mismi- dad ontológica. Todas las dimensiones y los infinitos mundos ema- nan de la infinita energía de la materia universal. Innumerables rea- lidades poseen idéntica materia aunque en ellas predomine un elemento diferente de acuerdo con sus intereses vitales de conserva- ción. En el cuarto diálogo del De la causa 78 , no hay ya diferencia entre la materia corporal y la espiritual, ya que la penetración recí- proca entre Dios y la materia, convierte la materia infinita en un principio infinito de vida, en “uno essere divino nelle cose”. El universo es una totalidad viviente, materia infinita, cuya forma es el alma o energía vital de su eterna actividad. Materia y forma existen permanentemente en el cosmos. 114 MONTSERRAT BARTOLOMÉ LUISES 76 Cf. G. BRUNO, Cabala del cavallo Pegaseo , en Dialoghi italiani. I. Dia- loghi metafisici. II. Dialoghi morali , cit., 883-890. Para justificar la presencia de los hombres sobre la otra parte del hemisferio, Bruno ( De immenso et innumerabilibus , cit., I, 2, Liber VII, 282; De monade, numero et figura , cit., I, 2, 397-398; Spaccio de la bestia trionfante , cit., 797-799), defendió la generación espontánea y la raíz común y natural de todos los seres vivientes. 77 Cf. G. BRUNO, O. c. , 299. 78 G. BRUNO, O. c. , 289-317.
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