NG200501002
En la unidad divina, potencia, acto, materia y forma son abso- lutamente lo mismo: el primer principio indivisible y universal es y tiene absolutamente todo y, a su vez, no es nada particular y finito; asume, en un único acto, toda posibilidad y posee en sí mismo todos los géneros y especies que puede recibir; si tiene en un solo acto todo, no posee en acto nada concreto y particular 53 . El universo infinito es el efecto más excelso de la omnipotencia de la causa eficiente o unidad primera infinita, representa su bon- dad, magnificencia y altruismo. El universo es el inmenso efecto de la inmensa fuerza y potencia absoluta, pasiva y activa, de la unidad divina, y de ahí que el universo sea infinita potencia activa 54 . Es la potencia divina y absoluta la que armoniza la oposición vital, que acontece en el universo, entre fuegos o soles y aguas o tierras 55 , la que establece la concordia en toda la realidad cósmica, de tal modo que ésta es, fundamentalmente y ante todo, unidad. Tan necesaria es la potencia activa infinita como la potencia pasiva infinita. En el universo infinito la potencia activa se halla en los elementos constituyentes de las cosas, la potencia pasiva en el espacio inmenso y la potencia formal en la materia primera, eterna e inmutable 56 . El espacio infinito se corresponde con la infinita mate- ria perteneciente a la infinita potencia activa, siendo la materia, el sujeto, el substrato y el soporte de los astros que integran la unidad cósmica 57 . Lo que existe en la materia como potencia pasiva, está en la causa eficiente de dicha materia en potencia activa y en acto, e incluso es acto. La causa primera, tiene la potencia activa plena, una 106 MONTSERRAT BARTOLOMÉ LUISES 53 Cf. A. GUZZO, O. c. , 168 y 192, notas 247-248 y 149. 54 Cf. G. BRUNO, De l’infinito, universo e mondi , cit., 351-352. 55 Cf. G. BRUNO, La Cena de le Ceneri , cit., 124. 56 Cf. G. BRUNO, De immenso et innumerabilibus , cit., I, 1, liber I, 248. 57 Cf. G. BRUNO, La Cena de le Ceneri , cit., 131. El espacio es unidad homo- génea, inmóvil e infinita, unidad eterna que contiene todo, y es la condición necesa- ria para el movimiento de los cuerpos y su realidad física, ya que en el espacio infi- nito se generan y corrompen sin cesar los cuerpos y sus partes constituyentes, y se mueven, de acuerdo con el principio vital, infinitos mundos semejantes a esta tierra y este sol. Sobre el significado del heliocentrismo de Copérnico, y acerca de sus consecuencias en la cosmología, astronomía y filosofía del siglo XVI, véase M.-P. Lerner, Tre saggi sulla cosmologia alla fine del Cinquecento , (Napoli 1992) 45-72. En relación con Copérnico y Bruno, cf. A. Ingegno, Cosmologia e filosofia nel pensiero di G. Bruno , (Firenze 1978) 26-70; P. Sabbatino, Giordano Bruno e la “mutazione” del Rinascimento , (Firenze 1998) 201-208.
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