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mase igualmente que en la laguna próxima al cerro, existió un encantamiento de tigres que, al salir de las aguas se comían a los indios” 254 . Dicha convicción coincidiría, en cierta forma, con la versión que considera como la causa del origen de los Kanaimaton a las antiguas contiendas interétnicas: “Los relatos de las luchas sangrientas, tal vez no muy pretéri- tas; la gran imaginación y timidez innata del indio; y algunos pocos casos reales de ataque a traición, han venido a crear ese fantasma del Kanaima , que obsesiona a los indios y del cual difí- cilmente se verán libres en mucho tiempo” 255 . Kanaima es para los pemones algo real, a cuya voluntad se sienten indefensos; de ahí que el “sólo oír en la noche el silbido de Kanaimá ¡Soe, Soe! Es suficiente para que se echen a temblar en silencio aterrado, apretados unos a otros…” 256 . Los Kanaimaton siempre atacan en lugares solitarios, durante la oscuridad y preferi- blemente en los días lluviosos. Lo hacen disfrazados de tigre u otro animal parecido, ocultándose detrás de los árboles para sorprender a sus víctimas que van de camino. Arremeten contra ellas en el momento que están solas, pues nunca lo hacen cuando los pemo- nes van en grupo. Procuran atar bejucos por los senderos para que el caminante se enrede y caiga. Luego golpean con unas ramas los ojos de la víctima. Por eso, los pemones relacionan con esta catego- ría todo lo que tenga que ver con sorpresa, soledad, acechanza y traición; incluso existe un verbo que deriva de Kanaima : poner ace- chanzas ( Kanaima-te ) 257 . Cuando el pemón está herido en el suelo, el Kanaima le gol- pea con un palo en la nuca; después de otras vejaciones, emba- durna a su víctima con un ungüento venenoso, luego le sopla (en LA CULTURA PEMÓN Y LA DRAMÁTICA IRRUPCIÓN DE LO SAGRADO 67 254 PATRICIO DE MOLINA, Peripecias y aventuras de un misionero en la Gran Sabana , en Venezuela Misionera 106 (1947) 338. El subrayado no pertenece al texto se utiliza para identificar con mayor facilidad los términos que proceden del pemón. 255 CESÁREO DE ARMELLADA, Cómo son los indios pemones de la Gran Sabana , 66. El subrayado no es del texto. 256 M. GUTIÉRREZ SALAZAR, Los Pemones , 139. El subrayado pertenece al texto. 257 Cf. I D ., Los pemones y su código ético , 57-58.

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