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suele escuchar entre ellos mismos: “ Aekatonon eseru muere: ina enupa puek tepuesan wakï ke, awareton eseru ke re ” 81 . Pero cada individuo es, en cierto sentido, libre de aceptar o rechazar las ense- ñanzas y normas éticas que recibe de los demás miembros; sin lle- gar a repudiar el hecho de venir al mundo dentro de un grupo fami- liar, que le irá formando para el beneficio común 82 . Para fortalecer y actualizar las enseñanzas, los ancianos suelen hacer uso de una narración mítica de lo que sucedió en los tiempos de los ancestros ( pai daktai ), donde todo lo acontecido es arquetí- pico, modélico y verdadero. El relato de lo transcurrido in illo tem- pore no puede considerarse un simple recuerdo insignificante, es más bien traer al presente lo acaecido ancestralmente. En efecto, “se ‘vive’ el mito, en el sentido de que se está dominado por la potencia sagrada, que exalta los acontecimientos que se rememoran y se reac- tualizan” 83 . Por eso quienes participan en las narraciones de los mitos se convierten en testigos presenciales del hecho atávico 84 . En este sentido, “la literatura oral de las narraciones es con frecuencia rayana con la escenificación. El experto narrador trata de imitar las voces de los interlocutores, el canto de los pájaros, el ruido del medio ambiente y el silencio evocador de ciertas escenas. Con frecuencia acciona también y en su mímica va una parte de la vida del cuento” 85 . Todo el proceso formativo de la vida pemón está afianzado sobre el aprendizaje de sus tradiciones. El importante papel pedagó- gico de las futuras generaciones lo representan, como ya se ha dicho, los más ancianos de la comunidad. Además son éstos quienes tienen tanto la fama como la credibilidad para contar lo que con el paso del tiempo conservan en la memoria, convirtiéndose en los auténticos transmisores e intérpretes de las hazañas de sus antepasa- dos míticos 86 . La estructura de estos relatos está compuesta por un núcleo fundamental de la tradición que debe transmitirse fielmente, 38 RAFAEL CASTILLO VELANDIA 81 “Era usual entre los ancianos dedicarse a enseñarnos cuáles son los comporta- mientos buenos y cuáles también los malos”: I D ., Los pemones y su código ético , 41. 82 Cf. I D ., Los Pemones , 112-113. 83 M. ELIADE, Mito y realidad , Kairós, Barcelona 1999, 25. 84 Para mayor información sobre la importancia que tiene el mito dentro de la transmisión cultural pemón, cf. M. GUTIÉRREZ SALAZAR, Los Pemones , 121-122. 85 CESÁREO DE ARMELLADA, Taurón pantón (Así dice el cuento) , II, Caracas 1973, 14. 86 Referente a la enseñanza oral con la que educa los pemones a sus hijos, cf. CESÁREO DE ARMELLADA, Cómo son los indios pemones de la Gran Sabana , 75.
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